¿Cuáles son los tipos más comunes de pruebas renales?
Los tipos más comunes de pruebas renales son la prueba de creatinina sérica, la tasa de filtración glomerular (TFG), el análisis de orina y las pruebas de nitrógeno ureico en sangre (BUN). Estas pruebas evalúan la función de los riñones, detectan enfermedades renales y monitorean el estado de salud renal.
¿Qué indican los resultados anormales de las pruebas renales?
Los resultados anormales de las pruebas renales pueden indicar disfunción o daño en los riñones, lo que podría ser causado por condiciones como enfermedad renal crónica, infecciones, cálculos renales o hipertensión. También pueden reflejar deshidratación, problemas en los conductos urinarios u otras enfermedades sistémicas que afectan la función renal.
¿Cuándo debo hacerme pruebas renales?
Deberías hacerte pruebas renales si presentas síntomas de problemas renales, como hinchazón, fatiga, cambios en la micción o presión arterial alta. También son recomendadas si tienes diabetes, hipertensión, antecedentes familiares de enfermedad renal o si tomas medicamentos que pueden afectar los riñones.
¿Cómo debo prepararme antes de realizarme pruebas renales?
Antes de realizarte pruebas renales, sigue las indicaciones de tu médico. Generalmente, puede requerirse ayuno y la suspensión temporal de ciertos medicamentos. Bebe suficiente agua, a menos que te indiquen lo contrario. Informa al médico sobre cualquier afección existente o embarazo.
¿Cuáles son los síntomas que podrían indicar la necesidad de realizar pruebas renales?
Los síntomas que podrían indicar la necesidad de realizar pruebas renales incluyen fatiga, hinchazón en piernas y tobillos, cambios en la micción, sangre en la orina, dolor en la parte baja de la espalda, presión arterial alta y náuseas. Además, se puede experimentar picazón persistente y pérdida de apetito.