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¿Por qué los microorganismos, como las bacterias y los virus, causan enfermedades a otros organismos? La respuesta es sencilla: los microorganismos simplemente buscan las mejores condiciones para vivir. Al final, si lo piensas, tu cuerpo es una vivienda ideal para un microorganismo: está lleno de nutrientes, posee una temperatura constante y niveles de acidez favorables, entre otros. Por tanto, los…
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Jetzt kostenlos anmelden¿Por qué los microorganismos, como las bacterias y los virus, causan enfermedades a otros organismos? La respuesta es sencilla: los microorganismos simplemente buscan las mejores condiciones para vivir. Al final, si lo piensas, tu cuerpo es una vivienda ideal para un microorganismo: está lleno de nutrientes, posee una temperatura constante y niveles de acidez favorables, entre otros. Por tanto, los microorganismos simplemente invaden otros organismos para beneficiarse. El problema es que esta invasión suele desencadenar enfermedades que afectan negativamente al organismo invadido.
Por eso, como ya hemos visto en el artículo sobre el sistema inmune, los organismos, especialmente los mamíferos y las aves, poseen un complejo conjunto de mecanismos de defensa contra agentes externos extraños (antígenos): el sistema inmune. Este sistema protege a estos organismos, a través de la respuesta inmune, de ser invadidos por microorganismos patológicos (que causan enfermedad), como hongos, bacterias o virus.
La inmunidad es la capacidad que tiene un organismo de resistir, combatir la invasión y el desarrollo de agentes externos patogénicos y luchar contra las enfermedades que puedan provocar.
Existen diferentes tipos de inmunidad, según su naturaleza, como puedes ver en el siguiente esquema:
La respuesta inmune es la manera en la que un organismo responde tras ser invadido por una sustancia extraña (antígeno) que no reconoce como propia, como un microorganismo patogénico. La respuesta inmune se puede dividir en: respuesta inmune innata y respuesta inmune adaptativa.
La respuesta inmune innata o inespecífica defiende al organismo contra patógenos, en general ,y se considera la primera línea de defensa. Algunas partes del cuerpo, como la piel y las mucosas, participan en la respuesta inmunitaria innata al mantener alejados a los patógenos.
Por ejemplo, el moco de nuestra nariz atrapa a los patógenos para que no entren en nuestro cuerpo y permite eliminarlos con facilidad.
También hay células que participan en la respuesta inmunitaria innata, como los neutrófilos, los macrófagos y los monocitos. Estas células son capaces de comerse a los patógenos, un proceso conocido como fagocitosis.
Las células de la respuesta inmunitaria innata incluyen neutrófilos, macrófagos y monocitos.
A pesar de sus muchas diferencias, todos son capaces de realizar la fagocitosis.
Mientras que la respuesta inmune innata es la misma desde el nacimiento, la respuesta inmune adaptativa o específica se adquiere y desarrolla con el tiempo. La respuesta inmunitaria adaptativa reconoce patógenos específicos (antígenos) y trabaja para combatirlos de forma específica. La respuesta adaptativa es especialmente eficaz contra los que ha encontrado y eliminado anteriormente; cada vez que se encuentra con un patógeno, es capaz de recordarlo y eliminarlo más rápidamente la siguiente vez que se lo encuentre. Este fenómeno se conoce como memoria inmune.
Un ejemplo de respuesta inmunitaria adaptativa es la varicela. Si alguien enferma de varicela, independientemente de su edad, no volverá a contraerla después de haberla combatido la primera vez.
Las células T y B son los dos tipos de células que llevan a cabo la respuesta inmune adaptativa. Las células T y B proceden de células madre situadas en la médula ósea. Ambas se clasifican como linfocitos, lo que significa que son el principal tipo de células que se encuentran en la linfa.
Aunque es eficaz, la respuesta inmune adaptativa es más lenta que la respuesta inmune innata, ya que necesita identificar el antígeno antes de responder. La respuesta inmune adaptativa también requiere menos tipos de células que la respuesta inmune innata.
Como veremos a continuación, la repuesta inmune adaptativa se divide en dos tipos,según el modo de acción y los componentes del sistema inmune que participan: la respuesta inmune humoral y la respuesta inmune celular. La respuesta inmune adaptativa tambien se divide en dos tipos, primaria y secundaria, dependiendo de si el antígeno es conocido o no.
Esta respuesta más rápida es la razón por la que alguien no puede volver a infectarse de varicela durante el resto de su vida.
¿Has notado que tus axilas están a veces hinchadas cuando estás enfermo? Esto se debe a que las axilas son ricas en ganglios linfáticos, que contienen linfocitos. La hinchazón de los ganglios linfáticos indica una gran actividad de los linfocitos.
La respuesta inmune humoral, o inmunidad mediada por anticuerpos, está mediada por los linfocitos B. Los linfocitos B se desplazan por el sistema linfático, donde encuentran un antígeno. Cuando el antígeno coincide con el anticuerpo específico unido a la membrana del linfocito B, este puede transformarse en un linfocito B de memoria o en una célula plasmática. Las células plasmáticas son capaces de producir grandes cantidades de anticuerpos contra ese antígeno para eliminarlo.
La respuesta inmune celular está mediada por los linfocitos T. Los linfocitos T inmaduros se crean en la médula ósea, pero viajan al timo, un pequeño órgano situado en el pecho, para transformarse en linfocitos T maduros. Durante la maduración y diferenciación en el timo, los linfocitos T pueden adquirir distintos tipos de receptores de membrana, que les permiten realizar diferentes tareas. Los más importantes son los receptores CD4 y CD8.
Existen tres tipos de células, dependiendo de su receptor de membrana:
Una de las características principales del sistema inmune es la tolerancia inmune, que le permite distinguir entre antígenos propios y extraños, para evitar que se produzcan respuestas inmunes celulares contra células propias. La tolerancia inmune se adquiere durante la etapa embrionaria en un proceso llamado selección (o deleción) clonal que tiene lugar en órganos linfáticos como el timo. En este proceso se eliminan todos aquellos linfocitos T y B inmaduros cuyos receptores de membrana, creados en un proceso de recombinación genética, son autorreactivos; es decir, reaccionan contra antígenos del propio organismo llamados autoantígenos. Cuando el proceso de selección clonal es defectuoso, la tolerancia inmune puede ser excesiva, lo que provoca una condición de inmunodeficiencia; o insuficiente, lo que puede llevar a enfermedades autoinmunes.
Las principales diferencias entre la respuesta inmune celular y humoral son las siguientes:
Respuesta inmune humoral | Respuesta inmune celular |
Participan los linfocitos B | Participan los linfocitos T y los macrófagos |
Responde ante patógenos extracelulares | Responde ante células que han sido modificadas o infectadas por los patógenos |
Se producen anticuerpos específicos contra el antígeno | No se producen anticuerpos especificos contra el antígeno |
Los patógenos se destruyen mediante la secreción de anticuerpos por parte de las céllulas plasmáticas que neutralizan, opsonizan y aglutinan los antígenos. | Los patógenos se destruyen mediante proteínas citotóxicas como las citotoxinas, las citocinas o las linfocinas. |
Las vacunas ayudan a la respuesta inmune al simular una invasión por parte de un patógeno concreto. Esto hace que el sistema inmune crea que se esta produciendo una infección causada por este patógeno y se inicie una respuesta inmune. Una vez que el sistema inmune ha respondido a la invasión simulada por la vacuna, recordará cómo luchar contra ese patógeno y podrá combatirlo más rápidamente, en caso de una infección natural causada por ese patógeno en el futuro.
La respuesta inmune es la manera en la que un organismo responde tras ser invadido por una sustancia extraña (antígeno) que no reconoce como propia, como un microorganismo patogénico. La respuesta inmunitaria se puede dividir en: respuesta inmune innata y respuesta inmune adaptativa.
La respuesta inmune primaria se divide en las siguientes etapas: fase de latencia, fase logarítmica y fase de declinación. La respuesta inmune secundaria se divide en las siguientes etapas: fase de latencia y fase de producción de anticuerpos.
La respuesta inmune celular está mediada por los linfocitos T. Los linfocitos T inmaduros se crean en la médula ósea, pero viajan al timo, un pequeño órgano situado en el pecho, para transformarse en linfocitos T maduros. Durante la maduración y diferenciación en el timo, los linfocitos T pueden adquirir distintos tipos de receptores de membrana, que les permite reconocer antígenos específicos de agentes invasores y eliminarlos.
Diferentes tipos de células participan en la respuesta inmune. El tipo de células que intervienen depende en cierta medida del tipo de respuesta inmune. Por ejemplo, durante la respuesta innata, algunas de las células más importantes son los neutrófilos, macrófagos o monocitos. Durante la respuesta inmune adaptativa, las células más importantes son los linfocitos B y linfocitos T.
La principal diferencia entre la respuesta inmunitaria específica e inespecífica, como su propio nombre indica, es la especificidad. Mientras que la respuesta inmunitaria innata o inespecífica defiende al organismo contra patógenos y antígenos en general, la respuesta inmunitaria adaptativa o específica reconoce patógenos o antígenos específicos y trabaja para combatirlos de forma específica.
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