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- En primer lugar, presentaremos el contexto que subyace al estudio depsicología de Raine et al. 1997.
- A continuación, esbozaremos la metodología de Raine et al. 1997.
- A continuación, consideraremos las anomalías cerebrales en asesinos halladas en Raine et al. (1977).
- A continuación, ofreceremos un resumen de Raine et al. 1997 y exploraremos el significado de los hallazgos.
- Por último, discutiremos la evaluación de Raine et al. 1997, incluidos los puntos fuertes y débiles de Raine et al. (1997).
Raine et al. 1997 Psicología
Raine et al. (1997)1 intentaron arrojar luz sobre esta afirmación analizando a un grupo de 41 asesinos que se habían declarado NGRI. Utilizando una tomografía por emisión de positrones (PET), investigaron los cerebros de estos asesinos y hallaron algunos resultados interesantes y reveladores.
La PET es una técnica de neuroimagen que utiliza una sustancia radiactiva para medir los cambios cerebrales.
Muchas zonas del cerebro están asociadas a funciones específicas, pero identificar realmente las regiones y afirmar con seguridad que son responsables de dichas funciones no es tarea fácil.
Por ejemplo, la amígdala está muy asociada a los comportamientos agresivos y violentos y participa en el análisis de los rasgos faciales de los demás, sobre todo cuando también experimentan estas emociones.
Muchos psicólogos han reconocido la localización de la función dentro del cerebro y han intentado establecer las áreas responsables de comportamientos y acciones específicos.
Este tema en psicología se conoce como conectividad funcional.
Los psicólogos también han argumentado que la disfunción de estas áreas da lugar a comportamientos violentos y, a veces, delictivos en psicología.
Al igual que la amígdala, la disfunción del córtex prefrontal también se ha asociado a problemas de regulación de la agresividad.
Raine et al. (1997) intentaron identificar estas posibles áreas de anomalías en el cerebro. Plantearon la hipótesis de que los delincuentes violentos que se declaran NGRI tendrían disfunciones en el córtex prefrontal, la circunvolución angular, la amígdala, el hipocampo, el tálamo y el cuerpo calloso.
Raine et al. 1997 Metodología.
Raine et al. (1997) llevaron a cabo su experimento utilizando un diseño cuasiexperimental. La variable independiente era si el participante era un asesino al que se le había infligido un NGRI o una persona normal, y la variable dependiente eran las áreas de disfunción cerebral.
Los participantes eran 41 sujetos que habían sido juzgados en California (EE.UU.): treinta y nueve hombres y dos mujeres acusados de asesinato u homicidio.
Fueron remitidos a la Universidad de California para recibir servicios de diagnóstico por imagen debido a su declaración de demencia/incompetencia. Durante este periodo, todos los participantes estuvieron bajo custodia. Las derivaciones se basaban en enfermedades diagnosticadas como esquizofrenia, lesiones cerebrales, epilepsia y otros trastornos.
En siete de estos casos, se señalaron circunstancias inusuales en el delito, que aludían a consideraciones de capacidad disminuida o deficiencia mental.
Para asegurarse de que los sujetos sometidos a las pruebas mostraban realmente anomalías, se emparejó a cada uno con un sujeto normal de la misma edad. A los controles también se les realizó una PET localizada en el mismo lugar.
La excepción fue que los seis participantes con esquizofrenia fueron emparejados con seis personas con esquizofrenia que no habían asesinado a nadie.
Raine et al. 1977: Procedimiento
Raine et al. (1997) utilizaron fluorodesoxiglucosa (FDG), un trazador que emite radiación cuando se inyecta en el cuerpo. Un escáner PET puede detectar la radiación, produciendo una imagen de zonas de alta actividad (normalmente indicadas con colores rojo/amarillo) y de baja actividad (normalmente indicadas con colores azul/verde).
La acumulación de FDG suele indicar actividad en esa zona del cuerpo.
Se inyectó FDG y el cerebro la absorbió (una tasa metabólica cerebral de 32 minutos), durante los cuales Raine et al. (1997) hicieron que los sujetos completaran una tarea de rendimiento continuo (TPC), para comprobar los patrones de activación cerebral de los sujetos.
En la tarea, cada participante llevaba auriculares y pulsaba un botón cada vez que oía un pitido; esta tarea implica concentración y, en teoría, debería activar el córtex prefrontal.
Los sujetos realizaron un ensayo práctico de la CPT 10 minutos antes de la inyección de FDG y empezaron la tarea 30 segundos antes de la inyección.
Una vez finalizado el periodo de captación (32 minutos), se llevó a los sujetos al escáner PET y se tomaron exploraciones a intervalos de 10 mm.
Anomalías cerebrales en asesinos: Resultados de Raine et al. (1977)
Los resultados de Raine et al . ( 1997) indicaron diferencias en la actividad cerebral de las regiones corticales y subcorticales de los asesinos en comparación con los controles.
Regiones corticales | |
---|---|
Región cortical | Actividad cerebral en asesinos en comparación con los controles |
Áreas prefrontales | Las áreas corticales prefrontales lateral y medial mostraron menor actividad en los asesinos. |
Áreas parietales | En las regiones parietales se observó un menor metabolismo de la glucosa (lo que indica una menor actividad) en los asesinos. Esto era más evidente en la circunvolución angular izquierda y en las regiones parietales superiores bilaterales. |
Áreas temporales | Los asesinos tenían el mismo metabolismo de la glucosa en los lóbulos temporales laterales. |
Áreas occipitales | Los asesinos tenían un metabolismo de la glucosa significativamente mayor en los lóbulos occipitales. |
Regiones subcorticales | |
---|---|
Región subcortical | Actividad cerebral en los asesinos en comparación con los controles |
Cuerpo calloso | Los asesinos presentaban un metabolismo de la glucosa inferior en el cuerpo calloso. |
Amígdala | Los asesinos mostraron anomalías asimétricas, ya que tenían una menor actividad de la amígdala izquierda, pero una mayor actividad de la amígdala derecha, diferente a la de los controles. |
Lóbulo temporal medial | Los asesinos mostraron niveles asimétricos de actividad en estas regiones. Concretamente, había menor actividad en el lóbulo temporal medial izquierdo y en el hipocampo, pero mayor actividad en el lado derecho de esta zona. Los asesinos tenían menor actividad a la izquierda que a la derecha. |
Tálamo | Se encontraron niveles asimétricos de actividad en los asesinos. El tálamo derecho mostraba mayores niveles de actividad y el izquierdo menores niveles de actividad en el tálamo. |
Caudado, putamen, globo pálido, mesencéfalo y cerebelo | Los asesinos mostraron niveles de actividad ligeramente superiores a los de los controles en los niveles metabólicos cerebelosos de la glucosa. |
En general, no hubo diferencias significativas entre los grupos en su rendimiento en la tarea.
Resumen de Raine et al. (1997)
En general, teniendo en cuenta los resultados anteriores, podemos decir que los asesinos tienen un metabolismo de la glucosa más bajo en la siguiente zona cerebral
Corteza prefrontal bilateral
Corteza parietal posterior
Cuerpo calloso
También muestran niveles asimétricos de actividad en sus hemisferios izquierdo y derecho en las siguientes regiones cerebrales
Amígdala
Tálamo
Circunvolución temporal medial
Hipocampo
Estos resultados apoyan la idea de que existe una diferencia biológica entre los asesinos y las personas sanas.
Las zonas del sistema límbico en concreto (por ejemplo, la amígdala) contribuyen al control de las emociones y a la modulación de la agresividad. Una alteración en estas áreas podría dar lugar a respuestas inadecuadas ante las amenazas.
La amígdala y el córtex prefrontal están relacionados con la agresión y el autocontrol, por lo que no es sorprendente que la disfunción de estas áreas pueda estar relacionada con comportamientos agresivos, acciones más impulsivas y falta de autocontrol.
Raine et al. (1997) subrayan que los resultados de este estudio no indican que:
- La violencia esté causada únicamente por la biología.
- Los asesinos que se declaran NGRI no son responsables de sus actos.
- Estos resultados se generalizan a otros delincuentes que alegan NGRI.
- Las disfunciones cerebrales predisponen a los individuos a delinquir.
Raine et al. (1997): Evaluación
Consideremos sus puntos fuertes y débiles.
Raine et al. (1997): Puntos fuertes
Raine et al. (1997) establecieron el mayor tamaño de muestra para un experimento de este tipo. Recogieron una muestra de delincuentes violentos, teniendo en cuenta las variabilidades y descartando cuestiones como el origen étnico y las lesiones en la cabeza, al tiempo que analizaban el comportamiento durante todo el proceso.
En general, esto aumenta la generalizabilidad de los resultados, aunque no tiene en cuenta a los asesinos que no se declararon NGRI.
Sus resultados proporcionaron una base importante para futuras investigaciones.
Se identificaron áreas específicas de funcionamiento anormal en casos reales de asesinos y delincuentes violentos, ampliando los conocimientos sobre el tema y proporcionando áreas críticas de interés para futuros esfuerzos.
Sus resultados son bastante fiables, teniendo en cuenta la técnica que utilizaron.
Los escáneres PET son reproducibles, y la metodología puede utilizarse para futuras investigaciones, incluida la CPT.
El uso de procedimientos estrictos, como emparejar a los asesinos con controles similares, significa que los resultados hallados y las asociaciones realizadas pueden considerarse muy válidos.
Raine et al. (1997): Puntos débiles
Aunque los controles podían dar su consentimiento para el experimento, los asesinos no podían darlo plenamente. Esto se debe a una posible incapacidad para comprender lo que implica el experimento, así como la forma en que los resultados pueden afectar a su petición de NGRI.
Esto plantea problemas éticos con el estudio.
A pesar de que Raine et al. (1997) insisten en que los resultados no significan que estas disfunciones provoquen que las personas cometan actos violentos o asesinos, pueden malinterpretarse e interpretarse como tales.
El sistema judicial puede entonces utilizar pruebas como ésta para condenar a personas por asesinato basándose en pruebas biológicas, lo que tiene un efecto dominó en el sistema judicial en su conjunto.
El estudio también puede promover una visión determinista del comportamiento. Sugiere que los comportamientos violentos se deben a una disfunción biológica e ignora la idea del libre albedrío y la responsabilidad personal.
¿Podemos encarcelar a los delincuentes por algo que estaban predeterminados a hacer? ¿O es esta teoría demasiado determinista?
El estudio no proporciona mucha información sobre otros delitos violentos, lo que reduce la generalizabilidad y la utilidad.
Aunque Raine et al. (1997) tenían una muestra de gran tamaño, la muestra estaba formada por asesinos frente a no asesinos y no tenía en cuenta otros tipos de delitos violentos.
Raine et al 1997 - Puntos clave
- Raine et al. (1997) plantearon la hipótesis de que los delincuentes violentos que se declaran NGRI tendrían disfunciones en diversas regiones cerebrales.
- Raine et al. (1997) pusieron a prueba esta hipótesis analizando a 41 sujetos condenados por asesinato u homicidio y declarados no culpables por motivos de demencia (NGRI).
- Los sujetos completaron una tarea de rendimiento continuo y se sometieron a una tomografía por emisión de positrones (PET).
- Los resultados indicaron que los asesinos tenían un metabolismo de la glucosa inferior al de los controles normales y sanos en el córtex prefrontal bilateral, el córtex parietal posterior y el cuerpo calloso.
- También mostraban niveles de actividad asimétricos en sus hemisferios izquierdo y derecho en las áreas del sistema límbico.
Referencias
- Raine, A., Buchsbaum, M., y LaCasse, L. (1997). Anomalías cerebrales en asesinos indicadas por tomografía por emisión de positrones. Psiquiatría Biológica, 42(6), 495-508.
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