Sociología de Género

Algunos sociólogos sostienen que el género es una construcción social, y que todos somos socializados en un género concreto cuando somos niños. Los agentes de la socialización de género son la familia, las instituciones educativas y los grupos de iguales, así como los medios de comunicación de masas.

Mientras que algunos sociólogos apoyan la socialización de género, otros la critican y defienden una definición mucho más fluida, diversa y libre de la feminidad y la masculinidad. Veamos en detalle los dos lados de la discusión en la sociología del género.

• Empezaremos con la definición de género en sociología.
• Después, veremos ejemplos de sociología de género.
• Discutiremos los roles de género en sociología. y consideraremos los estereotipos de género en sociología.
• Dentro del tema de la socialización de género, consideraremos el género y la educación en sociología, entre otros aspectos.
• Analizaremos la desigualdad de género.
• Por último, discutiremos las perspectivas sociológicas sobre el género.

El sexo y el género pueden corresponderse y estar estrechamente relacionados, pero no siempre es así. Por ejemplo, alguien a quien se le asigna el sexo masculino al nacer puede no identificarse como hombre o con la masculinidad.

Esto se debe a que el sexo de un individuo suele asignarse al nacer, pero el género es una identidad basada en la percepción que uno tiene de sí mismo y es mucho más fluida. (Dicho esto, también es posible cambiar el sexo biológico).

Identidades de género no binarias y diversas

• Si una persona no se identifica con los géneros binarios de "mujer" y "hombre", es no binaria.
• El término tercer género se utiliza en culturas y sociedades que reconocen tres o más géneros.
• Una persona cuya identidad de género puede cambiar día a día es de género fluido.
• Si rechazan el género como categoría en general, se les conoce como agénero.

Fig. 1 - Las personas no binarias pueden preferir los pronombres "ellos/ellas" en lugar de los pronombres tradicionales "él" o "ella".

Las categorías de sexo, género y orientación sexual son muy diversas. Las sexualidades van desde la heterosexual, la homosexual (gay o lesbiana), la bisexual y la pansexual (atracción por dos o más géneros) hasta la queer (indefinida, no heterosexual). Las personas que no sienten atracción sexual se denominan asexuales.

John Money (1955) definió los " roles de género" como

Los funcionalistas como Talcott Parsons consideraban que las diferencias biológicas eran el factor determinante de los roles de género en la sociedad. Afirmaban que los roles de género siempre han estado segregados por sexos.

Las feministas del siglo XX empezaron a cuestionar las ideas biológicamente deterministas de los funcionalistas y lucharon contra el refuerzo de los roles e ideologías de género estereotipados. Su principal argumento era que las expectativas tradicionales de género perjudicaban sistemáticamente a las mujeres y las mantenían en la subordinación.

Simone de Beauvoir (1949) sostenía que, a través de los roles de género de la sociedad, las mujeres se situaban como "el Otro". La sociedad patriarcal construyó la masculinidad como norma universal. Así, las mujeres nunca se definían en relación consigo mismas, sino en comparación con los hombres.

Del mismo modo, Raewyn Connell (1987) afirmó que en la cultura occidental se privilegian las masculinidades sobre las feminidades. La masculinidad más privilegiada es la de los hombres blancos, de clase media, sanos y heterosexuales. Ésta es la "masculinidad hegemónica " a la que se espera que se ajusten todos los hombres.

En oposición a la masculinidad hegemónica está la "feminidad acentuada". Las mujeres deben resaltar sus rasgos no masculinos mediante productos de consumo y rasgos de comportamiento para parecer lo más femeninas posible, complaciendo así visualmente a los hombres hegemónicos.

Los rasgos normativos de la feminidad acentuada favorecen a las mujeres blancas, de clase media, sin discapacidades y heterosexuales, que tienen un estatus social superior al de las mujeres pertenecientes a minorías.

Pierre Bourdieu (1990 ) abordó la misma cuestión cuando habló de la "dominación masculina" y afirmó que el habitus estaba condicionado por el género.

Aunque los límites entre la masculinidad y la feminidad tradicionales se han difuminado en las últimas décadas, no han desaparecido.

Los sociólogos sostienen que las personas aprenden los roles de género a través de la socialización de género, que comienza en la primera infancia. Según los investigadores, hay cuatro agentes principales de socialización de género: la familia, la educación, los grupos de iguales y los medios de comunicación de masas.

Losagentes secundarios de la socialización de género, como la religión y el lugar de trabajo, repiten y refuerzan los conceptos de los agentes primarios, profundizando así el arraigo de los roles de género convencionales.

Mediante el proceso de socialización, tanto los hombres como las mujeres olvidan que aprendieron su comportamiento específico de género. El proceso crea una falsa concepción de que los roles de género se dan de forma natural.

Veamos con más detalle los cuatro agentes principales de la socialización de género.

Los procesos de socialización de género en la familia comienzan incluso antes de que nazca el niño, ya que los padres tienden a preparar ropa, juguetes y adornos sexistas para el niño.

A medida que el niño crece, los padres tienden de nuevo a comprar distintos tipos de juguetes para niños y niñas y a dirigir su atención a actividades diferentes. Ann Oakley llamó a esto canalización.

Oakley también señaló cómo los padres utilizan distintos apodos para los niños de distinto sexo, reforzando así los roles y comportamientos de género.

Las escuelas refuerzan aún más los estereotipos de género de varias maneras:

• Las niñas y los niños siguen estando a menudo segregados en las escuelas.

• A menudo se incita a las chicas a estudiar humanidades y artes, mientras que a los chicos se les ayuda a estudiar ciencias y matemáticas.

• Los sociólogos descubrieron que las niñas en la guardería ya reciben el mensaje de ser menos importantes y menos inteligentes que los niños. Sadker y Sadker (1994) descubrieron que los profesores elogian más a menudo a los chicos, mientras que dan menos oportunidades a las chicas para expresar sus pensamientos e ideas.

• Ready (2001) añadió que mientras se espera que las chicas se porten bien en la escuela y se ajusten a las normas, a los chicos se les deja mucha más libertad para sobrepasar los límites y romper las normas.

Los niños aprenden los roles de género "apropiados" de otros niños de su entorno. Si alguien se sale de la norma, puede ser criticado o incluso excluido por sus compañeros. Estas respuestas negativas pueden ser muy graves para los niños.

Angela McRobbie sostiene que los medios de comunicación de masas presentan unos papeles de género muy estereotipados en sus representaciones. Las mujeres suelen ser representadas como madres o esposas, en papeles secundarios.

Si las mujeres obtienen el papel protagonista, aparecen como "santas o putas": o como epítome de la inocencia y la virginidad o como símbolo de la sexualidad y la inmoralidad (Etaugh y Bridges, 2003).

La desigualdad era especialmente visibleen las películas infantiles, ya que a las niñas se las presentaba predominantemente en papeles de princesas pasivas y solidarias, mientras que los niños eran los héroes protagonistas activos y los aventureros. Recientemente, sin embargo, ha habido muchas más protagonistas femeninas que toman activamente las riendas de sus vidas en las películas infantiles.

Fig. 2 - Mientras que los hombres solían actuar como héroes, las mujeres eran presentadas en papeles pasivos en los medios de comunicación de masas.

Los anuncios de televisión también presentan estereotipos de género. Los anuncios sobre cocina, limpieza o cuidado de niños suelen tener personajes femeninos (Davis, 1993), mientras que los anuncios relacionados con negocios suelen centrarse en los hombres.

Las identidades y roles de género han variado con el tiempo y el lugar, lo que demuestra que estas categorías no son estáticas y que se puede luchar contra la desigualdad de género.

Estudios internacionales han demostrado que las políticas sociales pueden minimizar la desigualdad de género.

Según la teoría funcionalista, los roles de género se establecieron en la era preindustrial, cuando los hombres solían ocuparse de las responsabilidades fuera del hogar y las mujeres de las tareas domésticas. Estos roles de género se transmitieron de generación en generación, ya que mantenían el buen funcionamiento tanto del núcleo familiar como de la sociedad en general.

Los funcionalistas consideran que la familia biparental es la piedra angular de la sociedad, y apoyan el mantenimiento de los roles de género tradicionales.

Los teóricos del conflicto sostienen que la sociedad se estructura en torno a luchas entre distintos grupos sociales. Aplicada al género, la teoría del conflicto ve a los hombres como el grupo dominante que oprime y explota a las mujeres, el grupo social subordinado (Friedrich Engels, 1884).

Los teóricos del conflicto de las últimas décadas argumentaban que las mujeres necesitaban implicarse en el trabajo remunerado fuera de casa para ganar poder y dividir el trabajo doméstico de forma más equitativa entre ellas y sus parejas (masculinas). Desgraciadamente, sin embargo, los estudios demuestran que las mujeres siguen encargándose de la mayoría de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos.

Para cuestionar el concepto de determinismo biológico, las feministas han discutido y debatido distintas experiencias y parámetros del sexo, el género y la feminidad.

Definición de la feminidad

Elizabeth Spelman (1988) creó el argumento de la particularidad, según el cual todas las mujeres experimentan el mundo de forma similar por el hecho de ser mujeres, independientemente de su raza, clase social o edad.

Aunque esto creó un sentimiento de comunidad entre las mujeres, también estableció la feminidad blanca como la "norma", ignorando las experiencias diferentes (a menudo mucho peores) de las mujeres pertenecientes a minorías.

Una década más tarde, Judith Butler (1999) afirmó que cualquier intento de crear una definición universal de "mujer" las pondría en nuevas cajas y limitaciones. Según el argumento de la normatividad de Butler, no debería existir ninguna definición singular de mujer.

El binario sexo-género

Tras el advenimiento de la teoría queer, las feministas de la cuarta ola también cuestionaron el concepto de sexo biológico fijo. Cuestionan la idea de que el sexo sea binario y sostienen que, al igual que el género, es un espectro.

Esto se debe a que los cuerpos de muchas personas están compuestos de características tanto "masculinas" como "femeninas" y no se ajustan estrictamente a las concepciones binarias del sexo.

También se ha descubierto que algunas diferencias en los cuerpos de hombres y mujeres son el resultado de la educación social más que de la biología. Así, las sociólogas feministas contemporáneas sostienen que el sexo también se construye socialmente.

El interaccionismo simbólico se centra en cómo los símbolos afectan a la interacción y el comportamiento humanos, lo que resulta especialmente interesante cuando se trata del género. La masculinidad y la feminidad tradicionales son visibles a través de símbolos, creados por la sociedad.

Como no son naturales, tienden a ser fluidos en cuanto a su significado. Esto es lo que sostienen también posmodernistas como Harriet Bradley (1997).

Según los interaccionistas simbólicos, tanto el género como la sexualidad son algo que representamos y no algo que somos.

Las teóricas feministas interseccionales, como Kimberle Crenshaw, estudian el vínculo y la relación entre distintas identidades sociales, como la clase social, la etnia, la raza, la edad y el género.

Señalan que, incluso dentro de un grupo social concreto, las experiencias individuales pueden variar enormemente en función de sus diferentes marcadores de identidad y experiencias.