Tipos de nubes

Adéntrate en el fascinante mundo de la meteorología explorando los distintos tipos de nubes y sus características únicas. Esta perspicaz guía te ayudará a comprender los fundamentos de los tipos de nubes, el proceso científico de su formación y el papel crucial que desempeñan en la predicción meteorológica. Además, esta guía desmitificará los complejos criterios que utilizan los científicos para clasificar las nubes, haciendo especial hincapié en las características e implicaciones de los cirros. Tanto si eres un entusiasta de la meteorología como si simplemente sientes curiosidad por los impresionantes fenómenos que ocurren sobre nosotros, este viaje de conocimiento promete ser esclarecedor.

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    Comprender lo básico: ¿Cuáles son los distintos tipos de nubes?

    La palabra "nube" puede hacerte pensar en una estructura esponjosa y blanca flotando en el cielo azul. Pero descubrirás que hay mucho más en estas formaciones naturales cuando profundices en los tipos de nubes. Tienen formas y tamaños diferentes, y se manifiestan a distintos niveles atmosféricos. Para comprender el fenómeno de la predicción meteorológica, es crucial conocer los distintos tipos de nubes.

    Una nube es una acumulación de diminutas gotas de agua o cristales de hielo en la atmósfera. Aunque estas partículas son diminutas por sí solas, cuando se agrupan en gran número, se hacen visibles como nubes que puedes ver desde la superficie terrestre.

    Desvelando el misterio: ¿cuántos tipos de nubes existen?

    A primera vista, podrías pensar que todas las nubes tienen un aspecto similar. Pero una observación meticulosa revela que existen diferencias en su aspecto, elevación e incluso en el tiempo que indican.

    Por ejemplo, una nube esponjosa que surca el cielo en un día despejado sería un cúmulo. A menudo se asocia con el buen tiempo. Pero si alguna vez ves una nube oscura y melancólica que se extiende por el cielo, es probable que se trate de una nube cumulonimbo, que a menudo trae tormentas y lluvias torrenciales.

    ¿Cuántos tipos de nubes hay en realidad? Existen aproximadamente diez tipos fundamentales, que están ampliamente aceptados. Sin embargo, sus variaciones y subcategorías pueden dar lugar a más de 100 tipos distintos de nubes.

    Visión general de los distintos tipos de nubes

    Comprender la amplia gama de tipos de nubes puede parecer desalentador al principio, pero es más fácil si las desglosas en función de factores como su forma, altitud y el tiempo que suelen indicar.

    El Atlas Internacional de Nubes de la Organización Meteorológica Mundial es la referencia para la clasificación de las nubes. Describe diez tipos básicos, que se agrupan en tres géneros según su altitud aproximada: baja (superficie a 2 km), media (2-7 km) y alta (5-13 km).

    He aquí un breve resumen de los principales tipos de nubes:

    • Cirrus

    • Cúmulos

    • Estratos

    • Cumulonimbos

    • Nimbostratus

    • Altostratus

    • Altocúmulo

    • Estratocúmulo

    • Cirroestrato

    • Cirrocúmulos

    CirrusSuelen encontrarse a gran altitud, son finos y difusos.
    CúmulosSon esponjosos y blancos con bordes definidos, a menudo asociados con el buen tiempo.
    EstratoNube baja que aparece como una capa gris que cubre el cielo. Suelen ir acompañadas de lluvia o nieve.
    CumulonimbosEstas nubes altas y densas se asocian a las tormentas eléctricas.
    NimboestratosNubes bajas, anchas y oscuras, a menudo asociadas a lluvia o nieve continuas.
    AltostratusNubes grises o gris azuladas de nivel medio que a menudo cubren todo el cielo y sirven de manto delante de un frente cálido.
    AltocúmulosSon nubes de nivel medio que aparecen como manchas blancas o grises. Pueden tener forma de ondas, bandas o masas redondeadas.
    EstratocúmulosSon nubes bajas y grumosas que se extienden en capas por el cielo.
    CirroestratosNubes altas, delgadas y en forma de sábana, que a menudo cubren todo el cielo.
    CirrocúmulosPequeñas manchas blancas de nubes a gran altura, normalmente en invierno. Señalan tiempo frío pero bueno.

    Para destacar en la ciencia de la predicción meteorológica, mejora tus habilidades para leer las nubes. No sólo será un campo de estudio fascinante, sino que te ayudará a comprender los intrigantes aspectos de la atmósfera de nuestro planeta.

    La base científica: El proceso de formación de las nubes

    Comprender los tipos de nubes y sus características únicas es fascinante, pero también invita a la curiosidad de cómo se producen estas diversas formaciones nubosas. La formación de nubes es un componente crítico del sistema climático de la Tierra, que vincula diversos procesos físicos de la atmósfera y desempeña un papel fundamental en el ciclo hidrológico.

    La formación de nubes se refiere al proceso mediante el cual el vapor de agua de la atmósfera se condensa en pequeñas partículas, conocidas como núcleos de condensación de nubes, para formar nubes.

    Desglose del fenómeno: Explicación del proceso de formación de las nubes

    La formación de nubes implica una compleja interacción entre diversos factores, como el vapor de agua, la presión atmosférica, la temperatura y las partículas de aire. Pero el principio fundamental que subyace a todos estos fenómenos es el proceso físico de la condensación.

    La condensación, explicada de forma sencilla, es el proceso mediante el cual el vapor de agua se convierte en agua líquida. Esto ocurre cuando el aire se enfría hasta su punto de rocío y ya no puede retener más vapor de agua. La humedad sobrante se condensa, formando gotitas.

    Todo comienza cuando el sol calienta la superficie de la Tierra, haciendo que el agua de los ríos, lagos, océanos e incluso del suelo se evapore, convirtiéndose en vapor de agua. A medida que este aire más cálido y húmedo asciende, se expande y enfría debido a la disminución de la presión atmosférica con la altitud. Cuando el aire se enfría hasta su punto de rocío, el vapor de agua se condensa en pequeñas partículas de polvo, sal u otros contaminantes de la atmósfera, formando gotitas diminutas. Estas gotitas se juntan y forman nubes.

    Considera una cacerola abierta con agua colocada sobre una estufa. Cuando la estufa calienta la cacerola, el agua que contiene empieza a calentarse y acaba hirviendo. El calor proporciona a las moléculas de agua la energía suficiente para superar las fuerzas que las mantienen líquidas, convirtiéndose en vapor, que es vapor de agua. Cuando este aire más caliente y húmedo asciende y entra en contacto con aire más frío (por ejemplo, cerca de una ventana fría), se enfría y se condensa, formando pequeñas gotas de agua que aparecen como niebla o vaho sobre el cristal. Esta es una ilustración sencilla del proceso de formación de las nubes.

    Influencia de la temperatura y la humedad en la formación de nubes

    Dos factores críticos que influyen en el proceso de formación de nubes son la temperatura y la humedad.

    La temperatura, en el contexto de la formación de nubes, se refiere al grado de calor del aire. La humedad, por su parte, es la medida de la cantidad de vapor de agua presente en el aire.

    La temperatura influye en la formación de nubes por su efecto en la condensación. La velocidad a la que el aire puede retener vapor de agua está directamente relacionada con su temperatura: el aire caliente puede retener más vapor de agua que el aire frío. Cuando el aire caliente y húmedo se enfría (por ejemplo, al ascender por la atmósfera), si alcanza un punto (la temperatura del punto de rocío) en el que no puede retener todo su vapor de agua, el vapor de agua sobrante se condensará para formar gotas de agua, dando lugar a la formación de nubes.

    La humedad también desempeña un papel fundamental en la formación de nubes. La cantidad de vapor de agua en el aire indica el potencial de condensación y, por tanto, de formación de nubes. Una mayor humedad significa que hay más vapor de agua disponible para convertirse en gotas de nube.

    En meteorología, hay una relación adimensional llamada humedad relativa, a menudo expresada en porcentaje. La humedad relativa es la cantidad de humedad en el aire comparada con la cantidad máxima de humedad que el aire podría contener a la misma temperatura. Cuando la humedad relativa es del 100%, el aire está saturado, y el exceso de humedad aparece como rocío o escarcha. Si el aire con una humedad relativa del 100% se enfría aún más, se producirá condensación, lo que dará lugar a la formación de nubes.

    Por tanto, comprender la influencia combinada de la temperatura y la humedad en el proceso de formación de las nubes ofrece valiosos conocimientos sobre las complejas interacciones que se producen a diario en nuestra atmósfera.

    Impacto de las nubes en la previsión meteorológica

    Las nubes desempeñan un papel importante en el contexto de la previsión meteorológica, no sólo como indicadores de cambios meteorológicos inmediatos, sino también como componentes clave para comprender los patrones meteorológicos y el cambio climático a lo largo del tiempo.

    El papel de las nubes en el tiempo

    En meteorología, el tiempo es el estado de la atmósfera en un lugar y momento concretos, mientras que el clima es la media a largo plazo de los patrones meteorológicos en una región específica. Tanto el tiempo como el clima están muy influidos por las nubes.

    Las nubes están estrechamente relacionadas con el tiempo y el clima debido a su capacidad para reflejar, absorber y reemitir la radiación solar y terrestre. Enfrían la Tierra reflejando la radiación solar entrante hacia el espacio y la calientan atrapando el calor saliente que intenta escapar de la Tierra hacia el espacio. El efecto neto -calentamiento o enfriamiento- depende de las características de la nube, como su altitud, grosor y tamaño de las gotas de agua o cristales de hielo que la componen.

    Por ejemplo, los cirros finos de gran altitud, compuestos principalmente por cristales de hielo, no son muy eficaces a la hora de reflejar los rayos solares de vuelta al espacio, pero son bastante eficaces a la hora de atrapar el calor saliente, contribuyendo así a un efecto de calentamiento. Por el contrario, los estratocúmulos bajos y gruesos, formados por gotitas de agua, reflejan una cantidad significativa de radiación solar, lo que provoca un efecto neto de enfriamiento.

    Nubes cirrosA gran altura, delgadas, compuestas principalmente por cristales de hielo, contribuyen a un efecto de calentamiento.
    Nubes estratocúmulosDe baja altitud, gruesas, compuestas de gotitas de agua, provocan un efecto neto de enfriamiento.

    Las nubes también influyen en las precipitaciones, que son un aspecto fundamental del clima. Son la fuente principal de lluvia, nieve, granizo y otras formas de precipitación. Por ejemplo, las imponentes nubes cumulonimbos se asocian a menudo con lluvias torrenciales, tormentas eléctricas o incluso tornados.

    Lectura de los patrones meteorológicos a través de las nubes

    Las nubes, por su tipo y aspecto, ofrecen valiosas pistas sobre las condiciones meteorológicas inminentes. Por tanto, ser capaz de leer e interpretar estas señales ilustradas por distintos tipos de nubes es una habilidad crucial en la predicción meteorológica.

    El tipo, la forma, el tamaño y la disposición de las nubes en el cielo, así como sus cambios a lo largo del tiempo, permiten a los meteorólogos predecir las condiciones meteorológicas a corto plazo. Cada tipo de nube indica un conjunto particular de condiciones atmosféricas que orientan la predicción meteorológica.

    • Las nubes cúmulo suelen sugerir un tiempo entre bueno y agradable.

    • Las nubes Nimbostratus son una señal de precipitaciones continuas o nieve.

    • Las nubes cirrus suelen implicar la llegada de un frente cálido y un cambio de tiempo en las próximas 24 horas.

    Los meteorólogos profesionales combinan las observaciones de los tipos de nubes con sofisticados datos de satélite y modelos informáticos para predecir el tiempo con mayor exactitud. Los modelos modernos de predicción meteorológica tienen en cuenta la física de la formación de las nubes y los procesos nubosos, lo que los convierte en parte integrante de los estudios meteorológicos y climáticos.

    Además, los cambios a largo plazo en la cobertura nubosa también pueden proporcionar información sobre los cambios en los patrones climáticos. Un cambio en el tipo, la cantidad o la distribución de las nubes podría reflejar un cambio en el clima. Por tanto, vigilar las nubes y comprender sus pautas y modificaciones es crucial para interpretar y predecir tanto los cambios meteorológicos como los climáticos.

    Por ejemplo, un aumento significativo del número de nubes altas provocaría temperaturas superficiales más cálidas debido a su capacidad para atrapar el calor. Del mismo modo, un aumento de las nubes bajas provocaría generalmente un efecto de enfriamiento. Por tanto, el seguimiento de estos cambios en los tipos y distribución de las nubes contribuye a la comprensión científica de los cambios climáticos.

    Criterios de clasificación de las nubes

    Clasificar las múltiples y dinámicas estructuras de nubes que embellecen nuestros cielos dista mucho de ser una tarea sencilla. Dar a cada formación nubosa su identidad única requiere un examen meticuloso basado en diversos criterios de clasificación. Para comprender la amplitud y complejidad de esta categorización, es esencial conocer los distintos criterios de clasificación de las nubes.

    Criterios de clasificación de las nubes: Una visión general

    Para clasificar sistemáticamente los tipos de nubes, los meteorólogos han identificado varios parámetros en función de los cuales se pueden clasificar las nubes. Estos parámetros constituyen la columna vertebral del sistema de clasificación y ayudan a identificar y diferenciar los distintos tipos de nubes.

    He aquí un vistazo a los principales parámetros de clasificación de las nubes:

    • Altitud o altura a la que se forma la nube en la atmósfera.

    • Aspecto, que incluye la forma y estructura de la nube.

    • El grado de desarrollo vertical, es decir, si la nube se extiende más horizontalmente o muestra un crecimiento vertical significativo.

    • La capacidad de la nube para producir precipitaciones.

    La altitud, en el contexto de la clasificación de las nubes, se refiere a la altura a la que suele formarse una nube sobre la superficie de la Tierra. En función de la altitud, las nubes se clasifican en nubes bajas, medias o altas.

    La clasificación basada en la apariencia se centra en las características visuales de las nubes. Este parámetro es amplio y cubre un espectro que varía desde las nubes estrato, sin rasgos, hasta la forma dramática y enrevesada de las nubes cumulonimbos.

    El grado de desarrollo vertical se refiere a la extensión del crecimiento de una nube hacia arriba en la atmósfera. Algunas nubes, como los cumulonimbos altísimos, muestran un desarrollo vertical significativo, mientras que otras, como los estratocúmulos, se extienden más horizontalmente.

    La capacidad de una nube para producir precipitaciones como lluvia, nieve o llovizna es otro criterio de clasificación. No todas las nubes producen precipitaciones, pero las que lo hacen, como las nimbostratus o las cumulonimbus, tienen estructuras y características distintivas.

    Desmitificando la nomenclatura de las nubes: Cómo clasifican las nubes los científicos

    En el intrincado mundo de la clasificación de las nubes, comprender cómo se derivan los nombres de las nubes ofrece valiosas perspectivas sobre el fenómeno meteorológico.

    La nomenclatura de las nubes es un método científico para dar nombres únicos a distintas categorías de nubes basándose en sus características clave. Se emplea fervientemente una combinación sistemática de palabras o raíces latinas para proporcionar un nombre descriptivo que encierre las características predominantes de cada tipo de nube.

    Consideremos el Cumulonimbo. Aquí, "cúmulo" deriva de la palabra latina "cumulus", que significa "montón". Indica el aspecto hinchado de la nube. En cambio, "-nimbus" procede de la palabra latina que significa "lluvia". De ahí que el término "Cumulonimbo" se utilice para designar una nube masiva, de desarrollo vertical, asociada a tormentas eléctricas y fuertes precipitaciones. Esta nomenclatura implica inmediatamente el aspecto de la nube, así como sus probables implicaciones meteorológicas.

    La práctica de clasificar las nubes por su nomenclatura se remonta a principios del siglo XIX, cuando el meteorólogo inglés Luke Howard propuso un esquema de clasificación utilizando palabras o raíces latinas. La clasificación de las nubes de Howard, según la cual cada tipo de nube recibía un nombre basado en su aspecto (forma, estructura, color) y altura sobre el suelo, sentó las bases del sistema moderno de clasificación de las nubes.

    Normalmente, el nombre de una nube consta de un prefijo, una raíz y/o un sufijo. El prefijo indica la altitud a la que suele formarse la nube. Por ejemplo, "alto-" se refiere a las nubes de altitud media. La raíz del nombre suele describir el aspecto de la nube. El sufijo, como "-nimbus" para las nubes con lluvia, indica la característica o el comportamiento específico de una nube.

    En resumen, los criterios de clasificación y la nomenclatura resultante ayudan a los científicos a clasificar las diversas formas de nubes. Una clasificación adecuada ofrece una comprensión fundamental de la naturaleza, la formación y los fenómenos meteorológicos potenciales relacionados con cada tipo de nube, contribuyendo así a la precisión de las previsiones meteorológicas y las evaluaciones climáticas.

    Profundizando en los detalles: Características de los cirros

    En el profundo tapiz de la atmósfera, los cirros desempeñan un papel único. Estas formaciones de gran altitud están llenas de intriga debido a sus peculiares atributos, que van desde su composición helada hasta su papel potencial en los patrones climáticos.

    Todo sobre los cirros: Características principales

    Los cirros son una clase de nubes de gran altura que suelen formarse en altitudes superiores a los 6.000 metros (aproximadamente 20.000 pies). Se caracterizan por su estructura ondulada en forma de pluma, por lo que a menudo se denominan "colas de yegua".

    Los cirros, caracterizados por su aspecto fino, blanco y en forma de pluma, están compuestos principalmente por cristales de hielo. La formación de estas nubes tiene lugar en regiones de la atmósfera con bajas temperaturas, generalmente a alturas superiores a las de la mayoría de los demás tipos de nubes.

    Formación de los cirros

    El proceso de formación de los cirros comienza cuando el vapor de agua de las partes altas y frías de la troposfera se congela y se convierte en cristales de hielo. Estos cristales de hielo se agrupan y forman los cirros. Debido a la altura y a las bajas temperaturas a las que se forman, los cirros están formados principalmente por pequeños cristales de hielo.

    AltitudPor encima de 6.000 metros
    AspectoDelgada, blanca, fina
    ComposiciónCompuesta principalmente por cristales de hielo

    Cuando observes un cielo despejado y veas una dispersión de nubes que parecen delicadas y tenues plumas, lo más probable es que estés viendo cirros. Su aspecto fino y fragmentado hace que se distingan fácilmente de los cúmulos bajos y gruesos o de los estratos bajos y planos.

    Comprender las implicaciones de los cirros en el clima

    Los cirros no sólo añaden un toque de belleza al cielo, sino que también tienen notables implicaciones para el tiempo y el clima. Los científicos estudian estas formaciones en forma de mechones que vuelan alto para desvelar una gran cantidad de datos meteorológicos.

    Efectos en el tiempo

    Aunque los cirros no están directamente asociados a precipitaciones en la superficie, su presencia puede anunciar la llegada de un frente meteorológico. La aparición de cirros, que a menudo precede a un frente cálido, puede indicar un cambio en el tiempo en las próximas 24 horas.

    Su naturaleza fina y dispersa permite que pase gran parte de la luz solar, sin causar una penumbra significativa ni un descenso notable de las temperaturas superficiales como podrían hacer otras nubes más bajas.

    Imagina que sales de excursión en un día soleado. De repente, observas el tenue roce de los cirros contra la vibrante extensión azul. Aunque no oscurece inmediatamente el sol o el cielo azul, podría connotar que se avecina un cambio en el tiempo, un frente cálido.

    Implicaciones para el clima

    Los cirros son importantes en la regulación del equilibrio radiativo de la Tierra. A pesar de su aspecto delicado y difuso, estas nubes tienen el potencial de atrapar calor en la atmósfera, contribuyendo al efecto invernadero.

    Conocidas por su capacidad de "forzamiento radiativo", los cirros atrapan parte de la radiación de onda larga emitida por la Tierra hacia el espacio. Este calor atrapado contribuye a calentar las temperaturas atmosférica y superficial, un fenómeno que contribuye a la narrativa más amplia del calentamiento global y el cambio climático.

    Estos conocimientos sobre las características de comportamiento de los cirros subrayan su importancia en la previsión meteorológica y las interpretaciones climáticas. Y aunque su presencia en lo alto del cielo pueda parecer remota e insignificante, los efectos que tienen en nuestro tiempo diario y en el clima global no son nada desdeñables.

    Tipos de nubes - Puntos clave

    • Las nubes pueden clasificarse en función de su altitud, aspecto, grado de desarrollo vertical y capacidad de producir precipitaciones.
    • El proceso de formación de nubes implica la condensación del vapor de agua atmosférico en pequeñas partículas, conocidas como núcleos de condensación de nubes, para formar nubes. La velocidad de condensación depende de la temperatura y la humedad del aire.
    • La temperatura y la humedad son vitales para la formación de nubes; el aire caliente puede retener más vapor de agua que el aire frío, mientras que una mayor humedad indica más vapor de agua disponible para la condensación.
    • Las nubes desempeñan un papel importante en el tiempo y el clima debido a su capacidad para reflejar, absorber y reemitir la radiación solar y terrestre. Las diferencias de altitud, grosor y composición de las nubes influyen en su papel en el calentamiento o enfriamiento de la Tierra.
    • Determinados tipos de nubes sugieren ciertas condiciones meteorológicas; por ejemplo, los cirros suelen indicar la llegada de un frente cálido y un cambio de tiempo en las próximas 24 horas.
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    Tipos de nubes
    Preguntas frecuentes sobre Tipos de nubes
    ¿Qué tipos de nubes existen?
    Existen varios tipos de nubes, entre ellas las cirros, cúmulos, estratos y nimbos.
    ¿Cuál es la nube más peligrosa?
    Las nubes cumulonimbos son las más peligrosas, ya que pueden producir tormentas fuertes y tornados.
    ¿Cómo se forman las nubes?
    Las nubes se forman cuando el aire húmedo asciende, se enfría y el vapor de agua se condensa en gotitas o cristales.
    ¿Qué representan las nubes estratos?
    Las nubes estratos representan capas bajas y extendidas en el cielo, frecuentemente asociadas con días nublados y llovizna.
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