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- Vamos a explorar las hipótesis de frustración-agresión de Dollard et al. (1939). En primer lugar, vamos a -proporcionar una definición de la hipótesis de frustración-agresión.
- Después, mostraremos algunos ejemplos de la teoría de la frustración-agresión.
- A continuación, exploraremos la hipótesis de frustración-agresión de Berkowitz.
- A continuación, hablaremos de la evaluación de la hipótesis de frustración-agresión.
- Por último, expondremos algunas críticas a la hipótesis de la frustración-agresión.
Hipótesis de la frustración-agresión: Definición
Dollard et al. (1939) propusieron la hipótesis de la frustración-agresión como enfoque sociopsicológico para explicar los orígenes de la agresión.
La hipótesis de la frustración-agresión afirma que si experimentamos frustración al vernos impedidos de alcanzar un objetivo, ello nos conducirá a la agresión, una liberación catártica de la frustración.
He aquí un esquema de las etapas de la hipótesis:
Se bloquea el intento de alcanzar un objetivo (interferencia del objetivo).
Se produce frustración.
Se crea un impulso agresivo.
Se manifiesta un comportamiento agresivo (catártico).
El grado de agresividad de una persona en el modelo de frustración-agresión depende de lo empeñada que estuviera en alcanzar sus objetivos y de lo cerca que estuviera de conseguirlos antes de la inferencia.
Si estaban muy cerca y llevaban mucho tiempo queriendo alcanzar el objetivo, se producirían mayores niveles de agresividad.
Cuanto más se vean obstaculizados por la interferencia también influye en lo agresivos que pueden llegar a ser. Si la interferencia les hace retroceder mucho, serán más agresivos, según Dollard et al. (1939).
La agresión no siempre puede dirigirse a la fuente de frustración, ya que ésta puede ser
Abstracta, como la falta de dinero.
Demasiado poderosa, y te arriesgas a ser castigado por mostrar agresividad hacia ella; por ejemplo, una persona puede sentirse frustrada por su jefe en el trabajo, pero no puede dirigir su ira hacia él por miedo a las repercusiones. La agresividad se desplaza entonces hacia otra persona u otra cosa.
No está disponible en ese momento; por ejemplo, tu profesora te pone una mala nota en un trabajo, pero no te das cuenta hasta que ha salido de clase.
Debido a estas razones, las personas pueden dirigir su agresividad hacia algo o alguien más.
Teoría de la frustración-agresión: Ejemplos
Dollard et al. (1939) modificaron la hipótesis de la frustración-agresión en 1941 para afirmar que la agresión era una de las diversas consecuencias de la frustración. Creían que la hipótesis de la frustración-agresión podía explicar los comportamientos animales, grupales e individuales.
Puede que un hombre no dirija su agresión hacia su jefe, por lo que en su lugar muestra un comportamiento agresivo cuando llega más tarde a casa con su familia.
La hipótesis de la frustración-agresión se ha utilizado para explicar comportamientos del mundo real como la búsqueda de chivos expiatorios. En tiempos de crisis y a medida que se acumulan los niveles de frustración (por ejemplo, durante una crisis económica), los grupos frustrados pueden descargar su agresividad contra un objetivo conveniente, a menudo personas de un grupo minoritario.
Hipótesis de Berkowitz de frustración-agresión
En 1965, Leonard Berkowitz intentó combinar la concepción de la frustración de Dollard et al. (1939) con la concepción más reciente de la frustración como un proceso interno afectado por señales ambientales.
La agresión, según Berkowitz, no se manifiesta como resultado directo de la frustración, sino como un acontecimiento desencadenado por señales ambientales. Así pues, la versión revisada de la hipótesis de la frustración-agresión se denomina hipótesis de las señales agresivas.
Berkowitz puso a prueba su teoría en Berkowitz y LePage (1967):
- En este estudio, examinaron las armas como instrumentos desencadenantes de la agresión.
- 100 estudiantes universitarios varones recibieron descargas eléctricas, supuestamente de un compañero, entre 1 y 7 veces. Después podían devolver la descarga si querían.
- Se colocaron varios objetos junto a la llave de descarga para electrocutar al compañero, entre ellos un rifle y un revólver, una raqueta de bádminton y ningún objeto.
- Los que habían recibido siete descargas y estaban en presencia de armas (sobre todo las pistolas) fueron los que actuaron de forma más agresiva, lo que sugiere que la señal agresiva del arma provocó respuestas más agresivas.
Sin embargo, el estudio plantea varios problemas, ya que se basa en datos de alumnos varones, por lo que no es generalizable a las alumnas, por ejemplo.
Berkowitz también hizo referencia al afecto negativo. El afecto negativo se refiere a un sentimiento interno que se produce cuando no se ha conseguido alcanzar un objetivo, se evita un peligro o se está insatisfecho con el estado actual de las cosas.
Berkowitz sugirió que la frustración predispone a una persona a comportarse de forma agresiva.
Es importante señalar que Berkowitz no afirmó que el afecto negativo produzca comportamientos agresivos, sino inclinaciones agresivas. Así pues, el afecto negativo producido por la frustración no conduce automáticamente a un comportamiento agresivo. En cambio, si la frustración provoca sentimientos negativos, puede conducir a respuestas agresivas/violentas.
Evaluación de la hipótesis de la frustración-agresión
La hipótesis de la frustración-agresión sugiere que el comportamiento agresivo es catártico, pero las pruebas no apoyan esta idea.
Bushman (2002) realizó un estudio en el que 600 estudiantes escribieron una redacción de un párrafo. Se les dijo que su redacción iba a ser evaluada por otro participante. Cuando el experimentador les devolvió la redacción, tenía escritas terribles evaluaciones con un comentario:"¡Ésta es una de las peores redacciones que he leído! (p. 727)"
Los participantes se dividieron en tres grupos:
- Rumiación.
- Distracción.
- Control.
Los investigadores mostraron al grupo de rumiación una foto del mismo sexo del participante que les había criticado (una de 6 fotos preseleccionadas) en un monitor de 15 pulgadas y les dijeron que golpearan un saco de boxeo mientras pensaban en esa persona.
El grupo de distracción también golpeó sacos de boxeo, pero se le dijo que pensara en la forma física. Se les mostraron imágenes de revistas de salud física de un atleta del mismo sexo de forma similar al grupo de control.
El grupo de control permaneció sentado en silencio durante unos minutos. Después, se midieron los niveles de ira y agresividad. Se pidió a los participantes que lanzaran ruidos (fuertes e incómodos) al provocador a través de unos auriculares en una prueba de reacción competitiva.
Los resultados revelaron que los participantes del grupo de rumiación estaban más enfadados, seguidos del grupo de distracción y luego del grupo de control. Sugirieron que desahogarse es más parecido a"usar gasolina para apagar un fuego (Bushman, 2002, p. 729)".
Existen diferencias individuales en la forma en que las personas responden a la frustración.
- Alguien puede llorar en lugar de volverse agresivo. Pueden reaccionar de un modo diferente que refleje su estado emocional. Estas pruebas sugieren que la hipótesis de la frustración-agresión no explica totalmente la agresión.
Hay fallos metodológicos en algunos de los estudios.
Por ejemplo, utilizar sólo a estudiantes universitarios varones dificulta la generalización de los resultados a las mujeres o a poblaciones ajenas a los estudiantes universitarios.
Gran parte de la investigación sobre la hipótesis frustración-agresión se realizó en entornos de laboratorio.
- Los resultados tienen escasa validez ecológica. Es difícil generalizar si alguien se comportaría del mismo modo ante estímulos externos que en estos experimentos controlados.
Sin embargo, Buss (1963) descubrió que los alumnos que estaban en un grupo frustrado eran ligeramente más agresivos que los de los grupos de control en su experimento, lo que apoya la hipótesis de la frustración-agresión.
- El fracaso en la tarea, la interferencia en la obtención de dinero y la interferencia en la obtención de una nota mejor demostraron un mayor nivel de agresividad en estudiantes universitarios en comparación con los controles.
Críticas a la hipótesis de la frustración-agresión
La hipótesis de la frustración-agresión influyó mucho en décadas de investigación, pero fue criticada por su rigidez teórica y su generalización excesiva. Las investigaciones posteriores se centraron más en refinar la hipótesis, como el trabajo de Berkowitz, ya que éste sugirió que la teoría era demasiado simplista, no hacía lo suficiente para explicar cómo la frustración por sí sola puede desencadenar la agresión.
Otras críticas fueron
La hipótesis de la frustración-agresión no explica cómo puede surgir un comportamiento agresivo en distintos entornos sociales sin provocación ni sentimiento de frustración; sin embargo, esto podría atribuirse a la desindividuación.
- La agresión puede ser una respuesta aprendida y no siempre se produce debido a la frustración.
Hipótesis de la agresión por frustración - Aspectos clave
Dollard et al. (1939) propusieron la hipótesis de la frustración-agresión. Afirmaron que si experimentamos frustración al vernos bloqueados en la consecución de un objetivo, esto conduce a la agresión, una liberación catártica de la frustración.
La agresión no siempre puede dirigirse a la fuente de la frustración, ya que ésta puede ser abstracta, demasiado poderosa o no estar disponible en ese momento. Así pues, las personas pueden desplazar su agresión hacia algo o alguien más.
En 1965, Berkowitz revisó la hipótesis de la frustración-agresión. La agresión, según Berkowitz, no se manifiesta como resultado directo de la frustración, sino como un acontecimiento desencadenado a partir de señales ambientales.
La hipótesis de la frustración-agresión sugiere que el comportamiento agresivo es catártico, pero las pruebas no apoyan esta idea. Existen diferencias individuales en la respuesta a la frustración.
Las críticas a la hipótesis de la frustración-agresión son su rigidez teórica y su generalización excesiva. Berkowitz destacó que la frustración no basta para desencadenar la agresión, y que se necesitan otras señales ambientales.
Referencias
- Bushman, B. J. (2002). ¿Desahogar la ira alimenta o apaga la llama? Catarsis, rumiación, distracción, ira y respuesta agresiva. Boletín de Personalidad y Psicología Social, 28(6), 724-731.
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