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Probablemente, te has levantado, duchado y te has puesto ropa; quizá, de algodón o poliéster. Luego ,puede que hayas tomado un café mientras te comes una tostada con mantequilla y mermelada. Después, tal vez, te desplazaste al trabajo o a la escuela, quizá en coche o en autobús; ambos con gasolina o diesel. Y, en algún momento, te has sentado, has sacado el teléfono o el ordenador y has empezado a leer este artículo.
¿Qué tienen en común todas estas actividades? Pues, todas implican compuestos orgánicos: desde el material de tu ropa y los alimentos que comes, hasta el combustible de tu coche y la retina de tus ojos. ¡Los compuestos orgánicos están en todas partes!
En el mundo, hay dos tipos de compuestos: los orgánicos e inorgánicos. Los compuestos orgánicos se cuentan por millones, y todos se basan en átomos de carbono, unidos covalentemente a otros elementos. Esto, a diferencia de los compuestos inorgánicos, que son los compuestos que contienen cualquiera de los otros elementos de la tabla periódica.
Los compuestos orgánicos son moléculas formadas por carbono unido covalentemente a otros átomos; normalmente hidrógeno, oxígeno y nitrógeno.
Los compuestos inorgánicos son compuestos químicos cuyo compuesto principal no es el carbono.
Todas las moléculas orgánicas se basan en el elemento carbono. Es una gran tarea ser el esqueleto base de todos los compuestos orgánicos del mundo, pero el carbono está a la altura. ¿Por qué es tan versátil?
Pues bien, el carbono tiene dos propiedades en particular que lo hacen tan bueno para formar moléculas y compuestos: su tetravalencia y su pequeño tamaño.
Observa la configuración electrónica del carbono, que se muestra a continuación.
Fig. 1: La configuración electrónica del carbono.
Como puedes ver, tiene seis electrones: dos se encuentran en una capa interna y cuatro en una capa externa. Los átomos tienden a querer tener las capas exteriores llenas de electrones; en el caso del carbono, esto significaría tener ocho electrones en su capa exterior. Para ello, tiende a formar cuatro enlaces covalentes, que lo conviete en un átomo tetravalente. No es muy exigente en cuanto a los enlaces, ya que es igual de feliz formando enlaces con el oxígeno que con el nitrógeno. Más adelante estudiantienen ambos elementos.
¿Sabes que hay otros átomos que tienen cuatro electrones en su capa exterior (como el silicio)? Entonces, ¿por qué estos no son tan versátiles y frecuentes como el carbono?
Porque el carbono es un átomo pequeño. Su diminuto tamaño hace que varios átomos de carbono puedan encajar fácilmente en estructuras complicadas.
Por tanto, decimos que es bueno en la catenación:
Capacidad de los átomos de un mismo elemento de unirse en largas cadenas.
La combinación de su pequeño tamaño y su tetravalencia hace que las posibles distribuciones de los átomos de carbono —unidos covalentemente entre sí y a otros elementos— sean prácticamente infinitas. Por eso, tenemos tantos compuestos orgánicos diferentes.
En verdad, no existe una definición fija de compuesto orgánico, porque, entre otras razones, algunas moléculas basadas en el carbono pueden no ser compuestos orgánicos.
Entre ellas se encuentran los carbonatos, los cianuros y el dióxido de carbono. También, se excluyen del grupo estructuras como el grafito y el diamante que, al estar formados por un solo elemento, no con considerados como compuestos.
Las razones de su exclusión son, principalmente, históricas —en lugar de basarse en alguna característica definitoria.
Los compuestos orgánicos se unen mediante enlaces covalentes.
Un enlace covalente es aquel formado por un par de electrones compartidos.
Los enlaces covalentes se forman cuando dos átomos ofrecen un electrón, cada uno, para formar un par compartido. Los átomos se mantienen unidos por la atracción electrostática entre sus núcleos positivos y estos electrones negativos. Por eso, la mayoría de los elementos que se encuentran en los compuestos orgánicos no son metales, porque estos son los que pueden formar enlaces covalentes.
También, hay un par de excepciones a esta regla: se pueden encontrar algunos metales en los compuestos orgánicos.
En la siguiente sección, vamos a profundizar en los diferentes tipos de compuestos orgánicos y las formas de clasificarlos. Podemos hacerlo de diferentes maneras.
Hay unos compuestos orgánicos, como los alcanos, que son ligeros; por esto, se convierten muy fácilmente en vapor o gas. Son conocidos como compuestos orgánicos volátiles (COV).
Estos compuestos volátiles puede ser dañinos para la salud o el medio ambiente.
Por ejemplo, el tetracloruro de carbono destruye el ozono y el cloruro de vinilo hace daño permanente al hígado y al sistema nervioso.
Sin embargo, hay que tenerles miedo a los compuestos orgánicos, más bien ser muy conscientes de sus efectos.
En primer lugar, echaremos un vistazo a los grupos funcionales.
El grupo funcional de una especie es el grupo de átomos responsable de su reactividad química. Consisten en el átomo o la combinación de átomos que hace reaccionar un compuesto de una manera determinada.
Por eso, la forma más fácil de distinguir los compuestos orgánicos es por su grupo funcional. Los ácidos carboxílicos contienen el grupo funcional carboxilo, a menudo escrito como COOH; mientras que las aminas contienen (lo has adivinado) el grupo funcional amina, o -NH2.
Los siguientes grupos funcionales se encuentran en los compuestos orgánicos:
Serie homóloga | Grupo funcional | Prefijo/sufijo |
Alcano | C-C | -ano |
Alqueno | C=C | -eno |
Alquino | C≡C | -ino |
Alcohol | R-OH | -ol o hidroxi- |
Haloalcano | R - X | fluoro -; cloro-; bromo-; iodo- |
Aldehído | -al | |
Cetona | -ona | |
Ácido carboxílico | ácido -oico | |
Éster | -oato | |
Amina | -NH2 | -amina o amino- |
Tabla 1: Grupos y compuestos orgánicos.
Te preguntas ¿para qué sirven los prefijos y sufijos? Pues, los utilizamos para nombrar los compuestos orgánicos, como descubrirás a continuación.
Las moléculas con el mismo grupo funcional reaccionan de forma muy similar. Por ello, tendemos a agruparlas en series homólogas.
Una serie homóloga es un grupo de moléculas orgánicas con el mismo grupo funcional, pero con diferentes longitudes de cadena de carbono.
Todos los copuestos de una serie homóloga tiene algunas propiedades fijas:
Las moléculas orgánicas también pueden clasificarse como alifáticas, aromáticas o alicíclicas.
Los bencenos se representan mediante un hexágono con un círculo en el centro. ¿Quiere saber más sobre el benceno? Dirígete a Química aromática, ¡y encontrarás una explicación detallada!
Una tercera forma de etiquetar los compuestos orgánicos es identificar si son saturados o insaturados.
Quizá recuerdes que el doble enlace C=C es el grupo funcional que se encuentra en los alqueno, y que el triple enlace C≡C es el grupo funcional característico de los alquinos. Esto hace que todos los alquenos y alquinos sean compuestos insaturados.
En biología, probablemente habrás visto los cuatro grupos principales de compuestos orgánicos que son fundamentales para la vida, también llamados biomoléculas. Son los hidratos de carbono, los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos. No vamos a hablar de ellos aquí, ¡son demasiado importantes para hacerlo de manera tan poco detallada! Pero, puedes encontrar más información en los artículos dedicados a estas moléculas: Hidratos de carbono, Lípidos, Proteínas y Ácidos nucleicos.
Ahora que sabemos más sobre los diferentes tipos de compuestos orgánicos, podemos echar un vistazo a cómo nombrarlos.
La práctica de nombrar los compuestos orgánicos se conoce como nomenclatura.
El sistema oficial de nomenclatura fue creado por la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC); este es el sistema que debes conocer para tus exámenes.
Para nombrar una molécula, se tiene en cuenta lo siguiente:
Veamos estas tres conceptos con más detalle.
El nombre raíz de un compuesto orgánico indica el número de átomos de carbono de la cadena de carbono más larga de la molécula.
A veces, esto puede ser un poco difícil de detectar. Pero, hagamos el siguiente intento:
¿Cómo se puede encontrar la cadena de carbono más larga de la molécula que aparece a continuación:
Este ejemplo utiliza un tipo de fórmula que es una combinación entre las fórmulas estructurales y las desarrolladas. Ya hablaremos de ellas más adelante.
A primera vista, puede parecer que la cadena de carbono solo tiene tres átomos de carbono. Pero, fíjate en cómo la cadena serpentea hacia arriba y hacia la derecha: descubriras que, en realidad, la cadena de carbono más larga tiene cuatro átomos.
INCORRECTO CORRECTO
Fig. 2: Imagen que sirve para encontrar la cadena de carbono más larga.
La siguiente tabla te indica el nombre raíz de las moléculas con longitudes de cadena que van desde uno hasta ocho átomos de carbono.
Número de carbonos en la cadena principal | Nombre raíz |
1 | -met- |
2 | -et- |
3 | -prop- |
4 | -but- |
5 | -pent- |
6 | -hex- |
7 | -hept- |
8 | -oct- |
Tabla 2: Números de carbonos y raíces.
La molécula anterior tiene una cadena principal de cuatro átomos de carbono, por tanto, el nombre raíz es -but-.
Una forma de recordar los nombre raíz de las cadenas de hasta 7 carbonos es la frase "Mil Elefantes Prometen Bajar de Peso Hasta Halloween" (MEPBPHH).
¿Tienes en mente los prefijos y sufijos de la tabla de grupos funcionales? Pues aquí es donde entran en juego.
Los prefijos y sufijos, en química, indican el grupo funcional de un compuesto y cualquier cadena lateral adicional.
Ya hemos visto los grupos funcionales y sus prefijos en este artículo. Puedes volver a la Tabla 2 para repasarlos.
El prefijo utilizado para identificar un haloalcano varía en función del elemento del átomo de halógeno que se encuentre en la molécula.
Por ejemplo, los compuestos orgánicos que contienen flúor utilizan el prefijo fluoro-, y los que contienen cloro utilizan el prefijo cloro-.
Observarás que algunos grupos funcionales pueden utilizar tanto un prefijo como un sufijo. En general, utilizamos el sufijo, pero a veces puede ser más fácil utilizar el prefijo. Esto ocurre cuando la molécula presenta varios grupos funcionales. En este caso, hay que fijarse en las prioridades de los distintos grupos funcionales. La IUPAC ha asignado a cada grupo funcional una prioridad; siempre se utiliza el sufijo del grupo de mayor prioridad. Los demás grupos funcionales llevan prefijos en su lugar.
En la molécula que hemos examinado anteriormente al elaborar los nombres raíz, se puede ver que hay un grupo -CH3 que se desprende de la cadena principal de carbono. Se trata de una cadena lateral, que también mostramos con prefijos. Estos prefijos son similares a los nombres de las raíces y varían según la longitud de la cadena lateral, pero terminan en -il. Mira los cuatro primeros:
Número de carbonos en la cadena lateral | Prefijo |
1 | metil- |
2 | etil- |
3 | propil- |
4 | butil- |
Tabla 3: cadenas lateral y sus correspondientes prefijos.
Si observamos esta molécula, vemos que tiene una cadena lateral de un átomo de carbono. Por tanto, lleva el prefijo metil-.
Fig. 3: Cadenas principales en rosa y cadena laterales en azul.
Si una molécula contiene dos o más del mismo grupo funcional o cadena lateral, utilizamos cuantificadores para indicar la cantidad. Estos van antes del prefijo o del sufijo. Aquí están los tres primeros:
Cantidad de cadenas laterales | Cuantificadores |
2 | di- |
3 | tri- |
4 | tetra- |
Por ejemplo, un alqueno con dos dobles enlaces C=C terminaría con el sufijo -dieno.
A veces, una molécula necesita varios prefijos. Esto ocurre cuando tiene dos o más cadenas laterales o grupos funcionales diferentes. Los prefijos se ordenan por orden alfabético, sin tener en cuenta los cuantificadores como di- o tri-.
La última parte del nombre de una molécula es su numeración. Utilizamos números, a veces llamados localizadores, para indicar dónde están unidos los grupos funcionales o las cadenas laterales a la cadena principal de carbono; es decir, para indicar su posición en la molécula. Estos números van antes del prefijo o sufijo, separados por un guion.
Por ejemplo, si un grupo funcional se encuentra en el tercer carbono de la cadena, se utilizará el número 3.
Puedes numerar la cadena de carbonos de izquierda a derecha o de derecha a izquierda. Sin embargo, hay que tener en cuenta una cosa: los grupos funcionales, como hemos dicho, tienen prioridad. Por lo que los grupos funcionales con mayor prioridad tienen que tener el número más pequeño posible.
Si hay más de un localizador, estos números se separan con comas.
¿Suena confuso? Pongamos en común toda esta información y practiquemos la denominación de algunos compuestos orgánicos.
Para nombrar compuestos orgánicos, sigue estos pasos.
Aquí tienes una molécula para trabajar. Nombra su raíz:
Aquí tienes otro ejemplo.
En primer lugar, fíjate en su cadena de carbono más larga. Aquí tiene tres átomos de carbono, lo que le da el nombre de raíz prop-.
A continuación, analizamos los grupos funcionales. Contiene dos grupos funcionales: un grupo R-COOH (también conocido como grupo carboxilo; mostrado en verde aguamarina en la figura a continuación), que lo convierte en un ácido carboxílico, y un grupo R-OH (también conocido como grupo hidroxilo; mostrado en amarillo claro), que lo convierte en un alcohol.
Para simplificarlo, utilizamos un prefijo y un sufijo. Como dijimos anteriormente, utilizamos el sufijo del grupo funcional más prioritario. En este caso, el grupo carboxilo tiene más prioridad. Por tanto, nuestra molécula termina en ácido -oico. Para indicar el grupo hidroxilo, utilizamos el prefijo hidroxi-.
Esta molécula también tiene un grupo metilo. Podemos indicarlo con el prefijo metil-. Recuerda que los prefijos se ordenan por orden alfabético, por lo que el hidroxi- irá antes que el metilo-.
Los grupos funcionales (ácido, en verde aguamarina y alcohol, en amarillo) y las cadenas laterales (metilo en azul) que se encuentran en una molécula desconocida.
Por último, veamos la numeración. Como el grupo con mayor prioridad es el grupo carboxilo, ocupa la primera posición, el localizador más pequeño. El átomo de carbono dentro del grupo carboxilo se conoce como carbono 1, y numeramos el resto de los grupos funcionales y las cadenas laterales en consecuencia. En este caso, el grupo metilo está unido al carbono 2, y el grupo hidroxilo está unido al carbono 3.
NUMERACIÓN INCORRECTA NUMERACIÓN CORRECTA
Juntando todo esto, ¿Qué obtenemos?: Ácido 3-hidroxi-2-metilpropanoico.
Vamos a centrarnos en las formas de representar los compuestos orgánicos. Para ello, utilizaremos fórmulas químicas. Hay varias formas de representar las moléculas que debes conocer. Entre ellas se encuentran:
Empecemos por las fórmulas generales.
Una fórmula general es una fórmula que muestra la relación básica de los átomos en un compuesto o molécula. Puede aplicarse a toda una serie homóloga.
Si se quiere representar toda una familia de compuestos con el mismo grupo funcional, se puede utilizar una fórmula general. Son útiles, porque pueden aplicarse a todos los miembros de una serie homóloga.
Las fórmulas generales expresan el número de átomos de cada elemento de un compuesto, en términos de n.
Por ejemplo, todos los alcanos tienen la fórmula general CnH2n+2. La fórmula nos dice que si un alcano tiene n átomos de carbono, tendrá 2n+2 átomos de hidrógeno. Esto significa que, una vez conocemos el número de átomos de carbono de un alcano, siempre podemos averiguar su número de átomos de hidrógeno:
La fórmula general funciona para todos los compuestos de la serie homóloga de los alcanos, desde los más pequeños hasta los más grandes.
Las fórmulas generales son buenas para representar a toda una familia de compuestos, pero no son buenas para especificar un compuesto individual. Podemos hacerlo de varias maneras. La primera forma de representar un compuesto específico es mediante su fórmula molecular.
Una fórmula molecular es aquella que muestra el número real de átomos de cada elemento en un compuesto.
Por ejemplo:
Digamos que tenemos un alcano con cuatro átomos de carbono. Por la fórmula general, sabemos que tiene (2 · 4) + 2 = 10 átomos de hidrógeno. Por tanto, su fórmula molecular es C4H10.
Hay un problema cuando solo nos basamos en las fórmulas moleculares para representar las moléculas: diferentes moléculas pueden tener la misma fórmula molecular. Lo veremos más adelante cuando veamos la isomería. En consecuencia, otro tipo de fórmula que podemos utilizar es la semidesarrollada.
Una fórmula semidesarrollada es una representación abreviada de la estructura y la disposición de los átomos de una molécula, mostrando los enlaces entre C-C y C con los grupos funcionales.
Al escribir las fórmulas semidesarrolladas, nos movemos a lo largo de la molécula de un extremo a otro, escribiendo cada carbono y los grupos unidos a él por separado.
Aquí tienes un ejemplo:
La fórmula molecular C3H6O. Esta fórmula puede representar varios compuestos diferentes; por ejemplo, el propanal o la propanona.
¿Notas la ligera diferencia?
PROPANAL PROPANONA
Por otro lado, si queremos mostrar todos los enlaces de un compuesto, utilizamos su fórmula desarrollada. Las fórmulas desarolladas suelen ser útiles para dibujar mecanismos de reacción.
Las fórmulas desarrolladas muestran todos los átomos y enlaces de una molécula.
En las fórmulas desarrolladas, representamos los enlaces mediante líneas rectas. Una línea recta simple nos indica que tenemos un enlace simple, mientras que una línea recta doble nos indica que tenemos un enlace doble. Aunque pueden ser complejas de dibujar, las fórmulas mostradas son útiles, porque nos dan información importante sobre la estructura, el enlace y la disposición de los átomos de una molécula.
Por ejemplo, el etanol tiene la fórmula estructural CH3CH2OH y la siguiente fórmula desarrollada:
En este ejemplo, hemos dibujado todos los enlaces como si la molécula estuviera plana en la página. Sin embargo, los enlaces no son así en la vida real. Si queremos mostrar la estructura 3D de una molécula, dibujamos la fórmula estructural o geométrica.
Las fórmulas estructurales muestran todos los átomos y enlaces de una molécula, además de su disposición en el espacio.
En este tipo de fórmulas:
Aquí hay un ejemplo con el metano, al respecto.
El último tipo de fórmula que veremos es la fórmula esquelética.
Las fórmulas esqueléticas son otro tipo de fórmulas que actúan como una representación abreviada de una molécula; muestran algunos aspectos principales de su estructura y enlaces, y para simplificar el diagrama, omiten ciertos átomos y enlaces.
Dibujar una y otra vez las fórmulas desarrolladas requiere mucho tiempo. Ahí es cuando las fórmulas esqueléticas resultan útiles, pues son una forma sencilla de mostrar la estructura y el enlace de una molécula, sin tener que dibujar cada átomo y enlace.
Al igual que en las fórmulas desarrolladas, se representan los enlaces mediante líneas rectas. Sin embargo, se omiten los átomos de carbono y se representan utilizando los vértices de las líneas (asumiendo que hay un átomo de carbono en cada vértice, unión o final de línea sin etiquetar). También se omiten los enlaces carbono-hidrógeno. En su lugar, se asume que cada átomo de carbono forma exactamente cuatro enlaces covalentes, y que los enlaces que no se muestran son enlaces carbono-hidrógeno.
¿Suena confuso? Volvamos a la ayuda de los ejemplos.
Ya hemos visto la fórmula mostrada del etanol, CH3CH2OH. Así es como se traduce en una fórmula esquelética.
Hemos aprendido los tipos de compuestos orgánicos y las diferentes fórmulas que podemos utilizar para representarlos. Por último, vamos a ver la isomería.
Los isómeros son moléculas con la misma fórmula molecular, pero con diferente disposición de los átomos.
¿Recuerdas que antes mencionamos que las fórmulas moleculares no son tan útiles, ya que una fórmula molecular puede representar varias moléculas diferentes? Pues bien, esta es la razón: los isómeros contienen exactamente el mismo número de átomos de cada elemento, pero los átomos están dispuestos de forma diferente.
Hay dos tipos principales de isomería en química.
Los isómeros estructurales son moléculas con la misma fórmula molecular, pero con fórmulas estructurales diferentes.
Volvamos a hablar del propanal y la propanona. Como hemos descubierto, ambos tienen la misma fórmula molecular: C3H6O. Sin embargo, tienen fórmulas estructurales diferentes:
Esto los convierte en isómeros estructurales.
La isomería estructural puede dividirse, a su vez, en tres subtipos:
PROPAN-1-OL PROPAN-2-OL
Otro tipo de isomería es la estereoisomería. Si pensabas que los isómeros estructurales eran parecidos, más vale que te prepares: ¡los estereoisómeros son aún más parecidos!
Los estereoisómeros tienen tanto la misma fórmula molecular como la misma fórmula estructural, pero diferentes disposiciones de los átomos en el espacio.
Para identificar los estereoisómeros, hay que fijarse en la fórmula estructural de una molécula. Recuerda que se trata de una fórmula que muestra todos los átomos y enlaces. También muestra la disposición de los átomos y los enlaces; en esto se diferencian los estereoisómeros.
Una vez más, hay un par de subtipos de estereoisomería:
Para ver más ejemplos de estructura y estereoisomería en acción, eche un vistazo a Isomería.
Los compuestos orgánicos se basan en cadenas de carbono unidas a átomos de hidrógeno y a grupos funcionales; mientras que los compuestos inorgánicos son aquellos cuyo componente principal no es el carbono, sino otros elementos de la tabla periódica.
Desde el material de la ropa y los alimentos que consumimos, hasta el combustible de los coches y la retina de los ojos, los compuestos orgánicos están en todas partes.
Algunos ejemplos son: el metanol, el glicerol, el etanol, la glucosa, la sacarosa, el ácido láctico, la lactosa, el ácido cítrico, entre otros.
Los compuestos orgánicos se nombran teniendo en cuenta los siguientes elementos:
Los compuestos orgánicos son moléculas formadas por átomos de carbono unidos covalentemente a otros átomos, normalmente hidrógeno, oxígeno y nitrógeno.
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