Revolución Húngara 1956

Cronología de la Revolución Húngara de 1956

23 de octubre de 1956: a los estudiantes universitarios se unieron los ciudadanos de a pie y el ejército húngaro para protestar contra la larga hegemonía soviética sobre Hungría, el gobierno estalinista del país y las duras políticas internas que aplicaba la URSS. Los estudiantes elaboraron una lista de 16 puntos para la reforma, que incluía la libertad de expresión, un salario mínimo nacional, el reajuste de las cuotas de producción y la retirada de las tropas soviéticas.

El primer ministro Gero rechazó la petición y ordenó a la policía que dispersara la manifestación, que reaccionó disparando contra la multitud. Los manifestantes se defendieron y atacaron a la AVH (policía secreta húngara) y a los soldados rusos. A su vez, la AVH y los soldados rusos mataron a numerosos manifestantes, y se produjeron intensos combates.

24 de octubre de 1956: los disturbiosse extendieron por todo el país, lo que llevó a la Unión Soviética a acordar un nuevo gobierno. Imre Nagy, un dirigente comunista liberal y popular que había criticado abiertamente a Stalin, sustituyó a Erno Gero como primer ministro.

25 de octubre de 1956: Las tropas soviéticas disparan contra manifestantes desarmados frente al Parlamento, y se despliegan tanques en las calles, matando a cientos de manifestantes. Los manifestantes instaron a una huelga general y destruyeron símbolos de la ocupación soviética. Janos Kadar, que había sido encarcelado anteriormente por oponerse al estalinismo, fue nombrado diputado de Nagy.

28 de octubre de 1956: Nagy y Jruschov concluyen las negociaciones para retirar el Ejército Rojo de Hungría. A partir del 28 de octubre, las tropas rusas debían abandonar Budapest. Nagy declaró el establecimiento de reformas políticas y económicas, como la instauración de gobiernos elegidos democráticamente, sistemas jurídicos imparciales, libertad religiosa, la retirada permanente de las tropas soviéticas de la nación y, lo que era más importante, la desvinculación del Pacto de Varsovia, que garantizaría la neutralidad húngara en la Guerra Fría. Nagy buscó el apoyo de los países occidentales y de las Naciones Unidas.

1 de noviembre de 1956: Nagy hizo una declaración formal de que abandonaría el Pacto de Varsovia, lo que supuso un golpe crítico para la posición internacional de la Unión Soviética. En Moscú, esto causó un gran revuelo en el Partido Comunista, que cada vez estaba más preocupado por ser percibido como débil y por la posibilidad de que otros países del Pacto de Varsovia siguieran su ejemplo.

4 de noviembre de 1956: Jruschov y el Partido Comunista decidieron que era inaceptable que Hungría abandonara el Pacto de Varsovia. La seguridad internacional era una gran prioridad, y Jruschov no podía permitir que el nuevo gobierno dirigido por Nagy siguiera adelante.

Al amanecer, los tanques soviéticos rodearon Budapest y se entablaron combates. El Ejército Rojo aplastó al Ejército Húngaro y murieron más de 2500 personas. Nagy hizo una emisión mundial pidiendo ayuda a Occidente, pero no llegó ninguna intervención. Janos Kadar abandonó a Nagy y formó un nuevo gobierno apoyado por los soviéticos. 200.000 personas huyeron del país por miedo a la persecución. En junio de 1958, la URSS ejecutó a Nagy por su papel en el levantamiento.

Causas de la Revolución Húngara de 1956

Las principales causas del Levantamiento de 1956 fueron la política de desestalinización de Jruschov, la creencia en la intervención estadounidense y años de represión política y dificultades económicas.

La muerte de Stalin

Tras la muerte de José Stalin en 1953, Jruschov se convirtió en el nuevo líder de la Unión Soviética. En el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, celebrado en febrero de 1956, Jruschov denunció el régimen opresivo que se había desarrollado y criticó a Stalin. El proceso de desestalinización, que concedió a los ciudadanos de a pie más derechos civiles de los que habían tenido en décadas, fue alentador para muchos revolucionarios. Esto se extendió rápidamente por todo el bloque soviético y llevó a muchos en Hungría a creer que su propio país también podría desestalinizarse. Se consideró que Jruschov simpatizaba con esto porque obligó a dimitir al primer ministro húngaro pro-estalinista Matyas Rakosi.

Intervención occidental

Cuando Dwight D. Eisenhower fue elegido presidente en 1953, hizo grandes afirmaciones acerca de embarcarse en una nueva política exterior que sustituyera a la política de contención porque era inmoral, inútil y abandonaba de hecho a innumerables personas al despotismo. La administración republicana prometió que reduciría el dominio soviético sobre Europa Oriental y que ayudaría a los "pueblos cautivos" en su lucha contra el comunismo.

Esto llevó a muchos en Hungría, incluido Nagy, a creer que Estados Unidos apoyaría su desafío contra la Unión Soviética. Sin embargo, una vez que los republicanos llegaron al poder, se vieron obligados a suavizar la retórica beligerante de su campaña debido a las realidades políticas. A menudo no podían intervenir en otros países por la amenaza de una guerra nuclear.

Represión política y penuria económica

La hegemonía rusa y el gobierno comunista significaban que había muy poca libertad de expresión o libertades civiles. Moscú dictaba lo que se censuraba y lo que se enseñaba en las escuelas, y prohibía la religión. Esto último era especialmente problemático para la población húngara, mayoritariamente católica, y muchos se indignaron porque muchos líderes religiosos fueron encarcelados.

Además, la URSS estableció estrictas cuotas de producción con duros castigos por no alcanzarlas en Hungría. Gran parte de los alimentos y bienes industriales producidos en el país se enviaban a Rusia en lugar de utilizarse para impulsar el desarrollo económico de Hungría. La revolución fue, por tanto, una respuesta a la pobreza y la opresión a las que se enfrentaba el pueblo húngaro.

¿Cuáles fueron las reacciones de EEUU y la URSS ante la Revolución Húngara?

En 1956, EEUU y la URSS se encontraban en una fase de "coexistencia pacífica", que ni Eisenhower ni Jruschov estaban dispuestos a interrumpir tan fácilmente. Eisenhower reconoció que una intervención en Hungría habría provocado una guerra con Rusia. Por ello, EEUU no intervino ni proporcionó ayuda alguna a Hungría y Jruschov fue libre de hacer entrar miles de tanques en Budapest.

La reacción de Estados Unidos ante el levantamiento húngaro

La administración Eisenhower consideraba que Imre Nagy seguía estrechamente vinculado al Kremlin, e incluso cuando los acontecimientos cambiaron, esta opinión nunca se vio alterada. Charles Bohlen, que era el embajador estadounidense en la URSS durante esta época, informó a EEUU de que

El hecho de que Nagy fuera comunista pero creyera en el derrocamiento de los políticos estalinistas y se pusiera del lado de los estudiantes que impulsaron la Revolución probablemente no bastó para cambiar la opinión que EEUU tenía de él. A pesar de ello, y de la clara decisión de no intervenir en Hungría, la simpatía estadounidense por los revolucionarios húngaros quedó patente. El 27 de octubre de 1956, el secretario de Estado John Foster Dulles proclamó que

Además, Estados Unidos estaba preocupado por la crisis de Suez, que consideraba más importante.

La reacción de la URSS ante el levantamiento húngaro

La URSS no sufrió consecuencias internacionales significativas por sus acciones durante el Levantamiento Húngaro, pero el acontecimiento tuvo un impacto duradero en los estados satélites de Rusia y en los asuntos internos rusos. En esencia, la Revolución Húngara puso al descubierto las grietas de Europa Oriental y demostró que el punto de apoyo comunista de la URSS en la región quizá no era tan sólido como antes.

De hecho, el levantamiento puede verse como el fracaso del gobierno, de la URSS y del propio comunismo a la hora de atender a sus ciudadanos. Si los ciudadanos del bloque del Este hubieran tenido un nivel de vida más alto, la probabilidad de cualquier rebelión habría disminuido enormemente. Jruschov llevó adelante esta lección, aplicando reformas económicas y sociales en el invierno de 1956 y a principios de 1957.

Sin embargo, el acontecimiento también demostró que la política de liberalización de Jruschov tendría consecuencias y debilitaría su apoyo de los comunistas de línea dura en su propio país. Tras el levantamiento, Jruschov se enfrentó a presiones adicionales de China para que defendiera el comunismo en el extranjero.

Consecuencias del levantamiento húngaro

La Revolución Húngara fue uno de los primeros acontecimientos que marcaron un periodo de gran tensión entre EEUU y la URSS. Sin duda, marcó el tono de las interacciones de EEUU con Jruschov en el futuro.

En 1956, antes de que se produjera el levantamiento húngaro, EEUU empezaba a pensar que, con la muerte de Stalin y las promesas de desestalinización y "coexistencia pacífica" de Jruschov, las tensiones entre ambos países se desvanecerían. Pero la brutal represión del levantamiento por parte de la URSS demostró que, a pesar del deseo de cooperación y coexistencia pacífica de Jruschov, no sería un líder dócil.

En todo el mundo, la gente se sintió horrorizada por las medidas tomadas para sofocar el levantamiento en Hungría, y el acontecimiento hizo que la gente abandonara los partidos comunistas de varias naciones. Para EEUU, la Revolución puso aún más de relieve la necesidad de contención.