Michael Oakeshott

Ideología de Michael Oakeshott

Entonces, ¿qué aspectos de la ideología de Oakeshott pueden incorporarse a la tradición conservadora para mostrarlo como uno de sus pensadores clave? Echemos un vistazo a algunos de los principios clave del conservadurismo para comprender la ideología de Oakeshott.

La Naturaleza Humana

Para los conservadores, los seres humanos están necesariamente limitados en su capacidad de adquirir conocimientos. Por tanto, la naturaleza humana se define por la incapacidad de comprender la compleja realidad del mundo, y por ello los conservadores abogan por un sistema social que tenga en cuenta este hecho. Ésta es la base de la idea del Paternalismo.

Oakeshott es partidario de esta concepción, y uno de los principales objetivos de su exploración filosófica es demostrar su validez. En un ensayo incluido en El racionalismo en la política (1962), Oakeshott hizo famosa la afirmación de que

Esta afirmación de que la esfera de la política es "ilimitada y sin fondo" ha tenido una influencia increíble en la ideología conservadora. Como analogía, resume la noción conservadora de que los seres humanos son incapaces de comprender, y mucho menos de gestionar, los acontecimientos políticos.

Pragmatismo

Para Oakeshott, el conservadurismo no debía considerarse una ideología global, sino más bien una disposición que los individuos debían utilizar al navegar por el mundo.

Esencialmente, para Oakeshott, el conservadurismo era una herramienta que podía utilizarse ante los obstáculos a los que hay que enfrentarse. Mediante el fomento de la moderación y la estabilidad, la ideología conservadora está equipada para guiar a los individuos a través del mundo complejo, "ilimitado y sin fondo" en el que vivimos, ya que

Este compromiso con lo "real", lo "limitado" y lo "conveniente" es la característica más fuerte del conservadurismo, según Oakeshott.

Fig. 2 - Retrato de Michael Oakeshott, Wikimedia Commons

Michael Oakeshott Teoría Política

Como ya hemos establecido, Oakeshott rechazó explícitamente la validez de la filosofía política. Sin embargo, esto no significa que sus escritos eviten la teoría política en general. Así que a continuación examinaremos la teoría política de Michael Oakeshott, especialmente sus ideas sobre el conocimiento, el antirracionalismo y la asociación civil.

Michael Oakeshott y el conocimiento

Una de las ideas clave que Oakeshott aborda en su teoría política es la del conocimiento, en particular la forma en que los seres humanos lo adquieren y utilizan para hacer frente a los obstáculos que encuentran. El ejemplo más claro de esto aparece en su obra de 1933, La experiencia y sus modos.

Para Oakeshott, la experiencia era la cualidad integral que daba forma a las cosas en nuestro mundo. Con ello quería decir que la experiencia es la base fundamental de la realidad. Construye este punto de vista a partir del argumento de que la experiencia es un estado que responde constantemente a los cambios aleatorios del mundo físico. Para compartimentar esta explicación de la experiencia, Oakeshott utiliza el argumento de que la experiencia existe en diferentes modos.

Oakeshott utiliza el ejemplo de dos modos contrapuestos: el modo histórico, definido por su intento de dar forma a la experiencia para que cumpla determinados criterios, y el modo científico, que pretende explicar acontecimientos recurrentes a través de regularidades comunes en ellos.

Esta concepción de los modos forma parte integrante de la teoría política de Oakeshott, pues demuestra su falta de fe en la posibilidad de construir un discurso político coherente. Los modos demuestran la subjetividad de la experiencia y la falta de una narrativa coherente a lo largo de la historia. Esta idea informa el enfoque teórico de Oakeshott para entender la política.

Michael Oakeshott y el antirracionalismo

Oakeshott sostenía que no existía la posibilidad de un enfoque objetivo de las cuestiones políticas. Por tanto, se opuso firmemente a la imagen de los Estados construidos racionalmente y basados en valores que surgió de la época de la Ilustración europea, en favor del pragmatismo.

Oakeshott distingue dos tipos de conocimiento: el técnico y el tradicional. El primero se basa en la idea de que los mejores resultados se consiguen intentando predecir los resultados mediante el pensamiento abstracto, mientras que el segundo se basa en la experiencia aprendida mediante la repetición y el conocimiento heredado.

Para Oakeshott, el conocimiento tradicional es la mejor opción para una toma de decisiones eficaz. Sostiene que el enfoque técnico engendra una situación, o un discurso político, en el que los participantes creen haber desentrañado verdades universales mediante la deducción racional. Creen haber encontrado soluciones prácticas a cuestiones abstractas. En realidad, argumenta Oakeshott, estas supuestas deducciones sólo pueden proceder de una fuente: la experiencia.

Michael Oakeshott y la Asociación Civil

Para Oakeshott, los principios racionalistas inspirados en la época de la Ilustración condujeron al desarrollo de un Estado gobernado por la "asociación de empresas". Con ello, Oakeshott quería decir que alcanzar ideales abstractos como la igualdad y la libertad era, en realidad, imposible. Los Estados fundados en estas ideas, para Oakeshott, estaban destinados a entrar en una situación en la que el verdadero individualismo nunca podría florecer. En su lugar, argumentó que fueron sustituidos por imágenes abstractas e inalcanzables de perfección.

En lugar de la "asociación empresarial" fomentada por los racionalistas, Oakeshott abogaba por lo que denominaba "asociaciones civiles". En los estados basados en esta idea, los individuos están protegidos por la ley, pero se les deja que persigan su propio libre albedrío fuera de este marco. No existe un compromiso con ideales abstractos, sino el reconocimiento de que cada individuo debe experimentar el mundo por sí mismo, sacando sus propias conclusiones y desarrollando su propia comprensión.

Libros de Michael Oakeshott

Terminemos con dos famosos libros de Michale Okaeshott en los que expresa sus ideas: La Voz del Aprendizaje Liberal y Sobre la Conducta Humana.

La Voz del Aprendizaje Liberal (1975)

En esta colección de ensayos, Oakeshott reflexiona sobre la educación como medio para preservar la sociedad y las tradiciones. Al trabajar en el campo de la educación durante la mayor parte de su vida adulta, no es de extrañar que Oakeshott analizara ampliamente este tema. Sin embargo, sus conclusiones en este ámbito también pueden enseñarnos mucho sobre su ideología conservadora.

En un ensayo, Oakeshott describe la educación como

Esta idea de "heredar" ideas a través de las generaciones es crucial para la ideología conservadora. Aquí Oakeshott está aludiendo a la idea de la "democracia de los muertos", una teoría conservadora que afirma que deben respetarse y mantenerse las tradiciones de las generaciones anteriores. Esto puede lograrse mediante la "transacción" de la educación. Es el mantenimiento de estas tradiciones, para Oakeshott, lo que hace que los seres humanos sean lo que son.

Si recordamos el argumento esencial de Oakeshott de que la experiencia y el conocimiento práctico son los principios rectores de una existencia con sentido, veremos cómo encaja en él su punto de vista sobre la educación. Aquí apela a la idea de que la educación no debe prepararnos simplemente para una carrera, sino permitirnos moldear nuestra comprensión de nosotros mismos y, a su vez, del mundo. En definitiva

Sobre la conducta humana (1975)

En esta obra, escrita en los siete años siguientes a su jubilación como profesor, Oakeshott se propone desarrollar una justificación exhaustiva del Estado de Derecho en la sociedad. Para ello, se enfrenta a la idea de asociación civil, de la que ya hemos hablado.

Oakeshott considera que los esfuerzos por alcanzar ideales abstractos como sociedad -los desarrollados sobre la "asociación empresarial"- sacrificarán voluntariamente la verdadera igualdad de los ciudadanos para lograr sus objetivos. En Sobre la conducta humana , por tanto, Oakeshott rechaza la existencia tanto de la moral universal como de las leyes naturales.

La vida y el conocimiento, argumenta, son experiencias subjetivas. No puede haber ningún ideal unificador, por justo que parezca, que pueda reunir a todos los individuos para luchar por un objetivo común. En su lugar, es la práctica de la "civilidad" -el seguimiento de la ley y el orden para preservar los intereses individuales- lo que sostendrá la sociedad. Éste es el argumento esencial de Oakeshott a lo largo de esta obra.